La zanahoria es una raíz cuyos nutrientes intervienen en un montón de funciones de vital importancia que debe realizar el cuerpo humano.
Decir que es famosa entre quienes quieren un bronceado espectacular es poco, ya que además de lograr tal efecto; contribuye a que la piel se mantenga hermosa y no sufra demasiado por los embates del sol.
Asimismo, la zanahoria es rica en fibra y un sin número de nutrientes que mejoran la digestión y actúan como antioxidante.
Por otra parte, la opsina es una sustancia orgánica presente en el cuerpo que está relacionada con el envío de estímulos visuales hacia el cerebro.
Aunque ambos términos parecen muy dispares, en realidad guardan una gran relación respecto a su función en el organismo, y las consecuencias que pueden generar en caso de un déficit o desajuste.

¿Que es la opsina?
Antes de poder explicar la relación entre la zanahoria y la opsina, primero hay que esclarecer qué es dicha sustancia.
La opsina es un grupo de proteínas que se caracterizan por ser sensibles a la luz, lo cual es posible a través de células propias de la retina del ojo humano.
Si bien suena complicado, es una sustancia que permite la llegada al cerebro de los estímulos visuales, y que por supuesto estos tengan su oportuna respuesta.
Además, tal es la complejidad de la opsina, que se conocen cinco tipos de la misma; y por supuesto todas cumplen una función específica respecto a la visión.
Igualmente hay que acotar que de este grupo se conocen dos tipos:
Opsinas tipo I
Son conocidas como opsinas microbianas, actúan como canales y «bombas» sin tener nada que ver con el reino animal; pero si con el archae, bacteria y procariota.
Respecto a su función, son las preferidas de la optogenética al momento de activar o desactivar la actividad genética.
Cabe destacar, que estas sustancias se activan fácilmente con la luz, son canales de iones y actúan como bombas.
Opsinas tipo II
Estamos ante la presencia de un componente propio del organismo humano, o más bien del reino animal en general.
Por consiguiente, las opsinas tipo II son las que interactúan con la zanahoria, o sus elementos nutricionales.
Se subdividen a su vez en cuatro categorías: Ciliar, cnidops, opsinas R y las opsinas Go.
También existen opsinas visuales del tipo II.
La zanahoria y su relación con la opsina
La zanahoria es famosa por los betacarotenos que aportan a la dieta; específicamente la vitamina A, la cual es responsable de su particular color naranja.
En relación a ello, hay que acotar que los compuestos de este tipo son los que favorecen la vista.
¿De que forma? Sencillo
Una vez entra en el organismo el retinol (vitamina A), el cual originalmente es un betacaroteno sintetizado por nuestro cuerpo; este se divide para cumplir funciones de protección y optimización.
Dentro de estas funciones entran aquellas involucradas con la piel, el sistema inmune, los tejidos, la prevención del envejecimiento y por supuesto la vista.
En lo tocante a esto, hay una forma activa del retinol de la zanahoria llamado 11-cis-terina.
Cuando la sustancia mencionada entra en contacto con la opsina, produce otro compuesto llamado rodopsina; que se ubica en la retina del ojo humano.
La luz de baja intensidad descompone la rodopsina en bastoncillos; encargados de recibir luz, su cualidad más destacable es que resultan bastante sensibles y están ubicados en la retina.
Como consecuencia, ocurre inmediatamente una reacción química que produce la excitación del nervio óptico.
Finalmente el cerebro recibe dichas reacciones, que son interpretadas como estímulos visuales.
¿Que pasa cuando este proceso no se lleva a cabo?
No solo la zanahoria es fuente de Vitamina A, pero es cierto que es de los alimentos que más porcentaje aporta.
Ahora bien, cuando no comemos suficiente zanahoria o no la integramos bien a la dieta; es posible que se desarrolle la ceguera nocturna.
Recuerda que los bastoncillos de la retina son sensibles a la luz de baja intensidad, es decir, funcionan mejor por la noche.
Por ende, los pacientes que sufren de fotofobia y resequedad ocular deben consumir zanahoria.