La vitamina E es una de esas grandes desconocidas por el gran público y eso debe acabar hoy mismo. Ocurre que las vitaminas suelen aportar diferentes beneficios concretos a nuestro organismo, y lo mismo pasa con la vitamina E, que es uno de esos nutrientes por excelencia que no debemos nunca desestimar. De ahí que debamos encontrarlo siempre en nuestra dieta.
Es la vitamina E una sustancia esencial para el buen desarrollo de la visión, la reproducción y la salud de la sangre, el cerebro y la piel.
Cuenta a su vez con propiedades antioxidantes que no debemos dejar de lado, porque son los que protegen las células contra los efectos de los radicales libres.
Esto es, que las propias fuerzas antioxidantes son moléculas que se generan cuando el cuerpo descompone los alimentos o cuando se lo expone al humo del tabaco y a la radiación.
Es más, los radicales libres podrían influir en las enfermedades cardíacas, también en el cáncer y otro tipo de patologías.
Si tomas vitamina E por sus propiedades antioxidantes, ten en cuenta que los suplementos podrían ser no ofrecerte los mismos beneficios que los antioxidantes que encontramos en la comida.
¿Qué alimentos tienen vitamina E y no pueden faltar en mi dieta?
Por si no lo sabías, hay alimentos muy extendidos por la sociedad que la sociedad misma desconoce que son grandes fuentes de vitamina E. Por destacar algunos, toma nota:
- El aceite de canola
- El aceite de oliva
- La margarina
- Las almendras
- Los maníes
No son los únicos alimentos en los que puedes hallar la ansiada vitamina E; lo cierto es que también puedes hallarla en las carnes, los productos lácteos, los vegetales de hoja y los cereales fortificados.
Ahora bien, los expertos señalan que la deficiencia de la vitamina E puede causar algún tipo de neuralgia, lo que conocemos como neuropatía.
Igualmente, la cantidad diaria recomendada de vitamina E para los adultos es de 15 miligramos. Ir más allá puede ser contraproducente para nuestro organismo.
¿Ayuda la vitamina E a retrasar el Alzheimer?
Entre otro tipo de usos, la vitamina E incide directamente en algunas afecciones específicas que muestran mejoras en algún tipo de enfermedades.
Tales como el propio Alzheimer, donde hay estudios que aseguran que la vitamina E podría retrasar la evolución de dicha patología, siempre y cuando esté de la mano de su tratamiento.
Y lógicamente su diagnóstico sea de leve a moderado. Las enfermedades hepáticas también se pueden ver beneficiadas en ese sentido.
La preeclampsia o el cáncer de próstata no se ven en ningún momento mejorados por la vitamina E, así que no hay evidencia científica que indique que eso lo mejore.