Vanessa Fuentes, una joven de 38 años con parálisis cerebral, se está viendo obligada a abandonar su casa debido a que el propietario de la vivienda se niega a prolongar el contrato de alquiler. La joven vive con su tía y tiene como plazo hasta el 10 de julio de 2020 para dejar la casa.
Esta triste historia ha sido recogida por los compañeros de La Vanguardia. Vanessa, nació con parálisis cerebral y su vida ha sido muy complicada desde entonces. Como prueba, sus padres al conocer la situación en la que nacía, se desentendieron de ella y tras salir del Hospital fue directamente a vivir con sus abuelos paternos. Gracias a sus abuelos y su fuerza de voluntad, Vanessa es licenciada en psicología social y clínica.
Han sido sus abuelos quién se hicieron cargo de ella y la han criado desde pequeña. Para ella han sido sus padres, pero realmente su parentesco legal es de abuelos. Es aquí donde radica el problema y el motivo por el que tendrá que abandonar su vivienda.
Tal como explican en La Vanguardia, Aal morir los abuelos (el último, la abuela, en julio de 2018), el contrato permitía una tercera subrogación de dos años a Joana, la tía paterna (hija de los arrendados), una mujer jubilada de casi 70 años que desde que murieron los abuelos se ocupa de Vanessa. Esta subrogación finaliza el 10 de julio de 2020, fecha en la que ella y su tía deberán dejar la vivienda.
La situación es muy delicada, pero el propietario dice que se acoge a lo que marca la ley. Sin embargo, no ofrece otras alternativas a la joven y a su tía, que empiezan a desesperarse por el hecho de saber que pueden perder el que ha sido su hogar durante toda su vida.
La empresa arrendataria, Inmobiliaria Nordeste de Construcciones, lamenta y reconoce la situación “especial” de Vanessa y su tía pero explican que tan solo hacen lo que marca la ley, que se avisó de la situación con tiempo para que la familia pudiera buscarse una nueva vivienda, que Vanessa no tienen “ningún derecho” y que el piso en cuestión necesita una rehabilitación importante.