El turrón es sin duda uno de los productos estrella de cada Navidad. Este dulce es entre otros, un clásico en todos los hogares que celebran esta fiesta. Y es que sin duda, forma parte de las exquisiteces más estacionales con las que contamos en España. Bien es cierto, que los productos cada vez son más globales incluso en el tiempo. Esto significa, que son fáciles de conseguir en cualquier época del año.
Y quizás es una pena. Pues muchos han perdido la magia de esperar a un determinado momento para comprarlos. Sin embargo, los turrones son a buen seguro los productos que mejor han envejecido en ese sentido. Pues de forma general, en los supermercados y tiendas habituales solo se encuentran en Navidad y su preludio, y en algunos puestos de ferias donde también es ya un clásico innegociable.
Otro factor en el que el turrón se había mantenido casi indemne hasta hace unos años, era en la tradición de sus recetas. Bien es cierto, que en el sector ‘chocolates’, la variedad siempre estuvo servida. Pero de forma general, no era de las exquisiteces más manidas. Pues aunque las empresas innovaban con él, siempre se movía dentro de unos márgenes.
En este sentido, el mercado también se ha fragmentado. Pues frente a marcas de toda la vida como el turrón de ‘1880’ o ‘El Almendro’, han surgido grandes nombres de la cocina, como Dabiz Muñoz, que se han unido a esta práctica de sacar cada Navidad un sabor diferente. Con el listón tan alto, muchos son los clientes que evidencian que los clásicos, ya no son los más caros del mercado del mundo como así rezaban. Entonces, ¿Por qué se siguen vendiendo como tal?
TURRÓN 1880 ¿EL MÁS CARO DEL MUNDO?
Está claro que hay eslóganes que calan en la sociedad y por ello, insisten en mantenerse. Es el caso del turrón jijonense 1880, una marca que lleva acompañándonos toda la vida, y que aun presume de ser el «turrón más caro del mundo». Pero, ¿Por qué sigue manteniendo esa premisa a pesar de no ser así? A priori, parece una fórmula de venta contraproducente. Sin embargo, todo tiene una explicación mucho más entrañable de lo que imaginamos.

La respuesta a este fenómeno que puede resultar contradictorio, está en la historia de la propia marca. Y es que a pesar de que la marca surge en 1880, de ahí su nombre, pero la tradición familiar viene de mucho más atrás, la historia de este eslogan es mucho más actual. Para ello, hay que situarse en plena posguerra, concretamente, en los primeros años del franquismo. Una época de pobreza en España y por tanto, difícil para la sociedad.
En ese marco, los antecesores de los actuales dueños, todos ellos familia, decidieron seguir elaborando el verdadero turrón, sin escatimar en la calidad de sus ingredientes, a pesar de la crisis económica que atravesaba el país. Cabe señalar, que era un periodo en el que productos como la almendra marcona, el azúcar y la miel, escaseaban y tenían precios elevadísimos.
Así pues, mientras otras marcas bajaron la calidad para poder reducir los precios, el turrón 1880 se mantuvo en calidad y por tanto, en precio, y se ganó el apodo del «el turrón más caro del mundo». De este modo, su clientela era aquella selecta que podía permitirse exquisiteces de este nivel. Con el paso del tiempo, este apodo pasó a ser todo un reclamo publicitario e identidad de la marca, que se mantiene hoy en día como forma de distinción.
EL TURRÓN MÁS CARO DEL MERCADO
Sin embargo, el turrón 1880 no es ni por asomo actualmente el turrón más caro del mercado. Únicamente podría mantenerse en ese estatus, si lo comparamos con los habituales en los supermercados más genéricos, pero ni aun así, marca hoy esa distinción de precio que quizás sí existía en aquella época de posguerra.
Pero, ¿Cuáles son los turrones más caros del mercado? En la actualidad, las tabletas de turrón creadas por Dabiz Muñoz o de Albert Adrià, copan sin duda los precios más altos en cuanto a este dulce navideño se refiere. Tanto es así, que han pasado, como pasara anteriormente con 1880, a ser artículos de lujo que sin embargo, se venden de buena forma.