El reconocimiento de una pensión de incapacidad permanente total implica una serie de ventajas para las personas beneficiarias de dicha pensión. Además, también hay que tener en cuenta de la incapacidad permanente total cualificada.
Dentro de las pensiones de invalidez, la incapacidad permanente total es una de las más beneficiosas para los ciudadanos. Esto se debe, en gran parte, a la gran compatibilidad laboral que ofrece la incapacidad total.
La incapacidad permanente total inhabilita al trabajador para su profesión habitual. Eso sí, la Seguridad Social permite compatibilizar la pensión de incapacidad permanente total con el desarrollo de otras actividades laborales.
Ventajas de la incapacidad total
El primer beneficio del reconocimiento de una incapacidad permanente total es la percepción de una pensión con una cuantía equivalente al 55% de la base reguladora. Para calcular el importe de la pensión es necesario tener en cuenta el hecho causante: accidente de trabajo, accidente no laboral, enfermedad común o enfermedad profesional.
Tal y como hemos destacado previamente, la incapacidad permanente total es compatible con otras actividades laborales. Así, la actividad laboral a desarrollar no puede entrar en conflicto con las limitaciones que dieron origen al reconocimiento de la pensión de invalidez total.
Desde este año 2023, obtener una incapacidad permanente total conlleva un beneficio extra. En concreto, se trata de la asimilación de la incapacidad total y la discapacidad del 33% en el ámbito laboral.
Es decir, las personas con una incapacidad permanente total tienen la posibilidad de acceder a las ofertas de empleo público y privadas que se dirigen de manera específica a las personas con discapacidad.
Ventajas de la incapacidad permanente total cualificada
Dentro de la incapacidad permanente total existe una variedad que se debe tener en cuenta. Se trata de la pensión de incapacidad permanente cualificada, que implica unas ventajas extras para este tipo de pensión.
La pensión de incapacidad permanente total cualificada se da cuando la persona beneficiaria alcanza los 55 años de edad y se encuentra en situación de desempleo. Tampoco podrá estar percibiendo una prestación o subsidio por desempleo.
Así, en una incapacidad total cualificada, el importe de la pensión a percibir sube un 20% de la base reguladora. Es decir, una pensión equivalente al 75% de la base reguladora.
Si bien, la incapacidad total cualificada también cuenta con un inconveniente importante, ya que no es compatible con la actividad laboral. Es decir, si una persona en incapacidad total cualificada inicia una actividad laboral, la Seguridad Social restablece la cuantía de la pensión y volvería a cobrar una pensión del 55% de la base reguladora.
Respecto a esta situación, los expertos de ‘CampmanyAbogados‘ comentan que «lo positivo es que el porcentaje no es fijo, sino que varía dependiendo de la situación profesional. En los periodos donde no sé esté desarrollando ninguna actividad laboral, el ingreso en cuenta será del 75% de la base reguladora. En contrapartida, si se comienza a trabajar, se volverá al 55%. Y así sucesivamente».
Esta variación en la base reguladora en relación a la cuantía de pensión a percibir únicamente varía en el caso de la invalidez total.