Cuando se habla de testamento, todos pensamos en ese documento que todos podemos realizar para dejar constancia de qué queremos que ocurra con nuestra herencia cuando fallezcamos. Un acto que sigue unos protocolos establecidos en el Código Civil y cuya veracidad legal debe estar acreditada por un notario.
Sin embargo, las nuevas tecnologías y el modo de operar que se ha establecido entre el ser humano en los últimos años, ha creado la necesidad de que este término vaya más allá de la repartición de los bienes, derechos y obligaciones establecidos como herencia en el Código Civil. Pues actualmente, nuestra herencia abarca mucho más.
Y es que internet y sobre todo, la llegada de las redes sociales, se han creado un espacio en nuestras vidas del que casi nadie escapa. La mayor parte de la población mundial forma parte de este mundo virtual que el paso de los años además, está perpetuando entre la población. Pues lo difícil y extraordinario ahora, es estar fuera de la red.
Pero, ¿Qué va a pasar con todo ese mundo que dejamos de forma virtual? Mensajes, fotos, contactos, datos personales… Es tanta la información que se maneja en nuestras cuentas, que difícilmente se puede diferenciar de una caja fuerte material. Un legado que conforme pasan los años, se hace más evidente que necesita una solución, pues el tiempo ha sembrado la duda sobre qué pasa con todo eso cuando ya no estemos.
TESTAMENTO DIGITAL: ¿QUÉ ES?
Un testamento digital es es un derecho digital donde deben figurar los contenidos digitales de una persona. Es decir, un lugar donde esté recopilada toda nuestra información digital y la persona que queremos que se haga cargo de todo este material una vez que fallezcamos. Dentro de esta información digital se incluyen no solo los datos personales o contraseñas de redes sociales. También, los correos electrónicos, las cuentas de plataformas como Spotify o Netflix, líneas de pago como Paypal, y todo lo que tenga que ver con el mundo online.
Estatalmente, este concepto está regulado como un derecho digital a través del artículo 96 de la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales y Garantía de Derechos Digitales. De este modo, realizar un testamento digital ya es una realidad. De hecho, muchos expertos apuntan a que es importante empezar a tener conciencia sobre este hecho porque si no, en unos años, algunas redes sociales serán verdaderos cementerios digitales con datos sin ningún control.
¿CÓMO PONERLO EN MARCHA?
Para realizar un testamento digital, lo más importante antes que nada es tener una recopilación de toda la información que tenemos en la red. Es decir, tener un control de las plataformas en las que estamos dados de alta, la información que tenemos y las contraseñas de cada lugar. De este modo, será más fácil de transmitirlo.
El siguiente paso es decidir qué se quiere hacer con ese material y quien será la persona encargada de hacerlo. En este sentido, se puede abogar por eliminarlo todo, dejarlo activo, permitir a otros que la actualicen o dejarla sin más. Una vez se tenga esto claro, lo mejor es dejar por escrito la voluntad acerca de esta herencia digital.
Finalmente, y al igual que pasa con otro documento de este tipo, lo ideal es que un notario de fe de este testamento digital. De no ser así, debe haber un encargado que lleve este documento ante notario cuando la persona fallezca. Así pues, todo quedará resuelto también digitalmente cuando una persona ya no esté. Un proceso que ya se hace necesario a tenor de la parte de la vida que cada vez más, se traslada al plano digital.