Oviedo acoge este viernes la gala de los Premios Princesa de Asturias, donde será galardonada Teresa Perales. En la disciplina de deportes, la nadadora aragonesa recibirá este premio de la mano de Leonor de Borbón. El Teatro Campoamor, situado en Asturias, verá por primera vez como una deportista con discapacidad logra este premio, rompiendo otra barrera más.
Una enfermedad neurológica hizo que Teresa Perales perdiese la sensibilidad desde la cintura hacia las piernas. Su vida cambió radicalmente, pero lo afrontó con el valor, el arrojo, el carácter y, sobre todo, la alegría necesaria, personificada en una de sus señas de identidad. Y es que su ‘eterna’ sonrisa le acompaña allí donde va.
Es complicado ver cabizbaja o sin su gran compañera, la sonrisa, a esta deportista, capaz de lograr un récord de 27 medallas paralímpicas en seis Juegos: Sydney 2000, Atenas 2004; Pekín 2008, Londres 2012; Rio 2016 y los últimos, los de Tokio del pasado verano, donde se hizo con una plata en los 50 espalda S5.
En total, una menos que las que posee el icono de su deporte, el estadounidense Michael Phelps. Este dato le ha llevado a ser continuamente comparada con el de Baltimore, al que no renuncia a igualar o superar en París 2024.
Una «guerrera» polifacética
Teresa Perales, como buena maña, Hija Predilecta de Zaragoza y pregonera el año pasado en las Fiestas del Pilar, nunca ha dado la espalda a nada, ni siquiera al último percance de salud que sufrió en los días finales en Tokio. A día de hoy no tiene diagnóstico, pero eso es algo que no le ha impedido que esté en el Teatro Campoamor.
Como muchas veces ha reconocido, ha sido una «guerrera» muy polifacética. Además de nadar, ha sido diputada en las Cortes Aragonesas, ha escrito un libro junto a su marido Mariano, ‘Mi vida en una silla de ruedas’, ha montado en un coche de rallys en la Baja España-Aragón, ha sido protagonista de cortos como ‘La teoría del espiralismo’, es diplomada en Fisioterapia por la Universidad de Zaragoza, y defendió con su eterna sonrisa el sueño olímpico y paralímpico de Madrid.
«Llevo la silla de ruedas pegada al culo pero no a la cabeza», ha recordado siempre, dejando claro que su discapacidad no le impedirá hacer las cosas que le gustan, como nadar y no parar de ganar medallas, producto de su carácter hipercompetitivo.
Teresa Perales, una referente en el deporte paralímpico mundial
En Pekín 2008 Teresa Perales igualó el récord de la atleta Purificación Santamarta de 16 metales paralímpicos. Cuatro años después, en Londres, lo alejó hasta las 22. Esa cifra aumentó hasta las 26 en Río de Janeiro, donde fue capaz de batirse con las jóvenes que no dejan de salir e incluso colgarse un oro en los 50 espalda de la clase S5. Casi un centenar de preseas en grandes competiciones internacionales lo atestiguan.
Allí pasó por un momento de duda también tras no subir al podio en dos pruebas, entre ellas, una de sus favoritas, los 50 libres, algo poco habitual en su carrera paralímpica, pero se desquitó con la plata en los 200 estilos y tras «días difíciles».

«Es la demostración de que lo tenía que seguir intentando, de que a veces hay baches que no esperas y solo pierdes cuando no lo intentas. Gané una batalla personal, el reponerme de esas dos derrotas y a que se te pase por la cabeza que algo no esté funcionando y de si eres capaz de subirte al podio de nuevo. Le he echado un par muy bien echados», celebró aquel día Teresa Perales.
Y en Tokio agrandó aún más su leyenda, ganado su 27 medalla, de plata en este caso, en la prueba de los 50 metros espalda S5. Todo ello pese a estar lesionada de un hombro.
Primera deportista con discapacidad en recibir el Premio Princesa de Asturias
La aragonesa, amante de los zapatos de tacón, fue capaz de entrar a su boda en la Basílica del Pilar caminando ayudada por unos bitutores. Teresa Perales también tuvo tiempo de saborear la maternidad, después de la cita en la capital china. Ahora, todos sus éxitos son dedicados para su hijo Mariano, quizá el que más le ‘exige’ para conseguir medallas labradas con el esfuerzo.
Estos éxitos y la relevancia que tuvieron hicieron que el Gobierno la concediese la Gran Cruz de la Real Orden del Mérito Deportivo, la única deportista con discapacidad en tener una condecoración reservada para unos pocos.
En junio Teresa Perales rompió otra barrera, la de un Premio Princesa de Asturias de los Deportes que provocará que una de las sonrisas más brillantes del deporte español ilumine el escenario elegido para entregar un galardón que premia a una de las más grandes figuras deportivas de España.