El té verde es consumido en el mundo por millones de personas por contar con multitud de propiedades y beneficios. Dentro de los que encontramos la posibilidad de bajar la presión arterial, disminuir las probabilidades de padecer cáncer o su poder antioxidante, que le permite prevenir enfermedades y ayudar a cuidar la salud cardiovascular.
Ahora un nuevo estudio de la Universidad de California en Irvine (EEUU) explica las propiedades antihipertensivas de los compuestos del té verde y negro. Es decir, cómo relajan los vasos sanguíneos al activar las proteínas de los canales iónicos en la pared de estos vasos. El descubrimiento podría conducir al diseño de nuevos medicamentos para bajar la presión arterial.
Debido a que hasta un tercio de la población adulta mundial tiene hipertensión, los nuevos enfoques para tratar la enfermedad tienen un enorme potencial para mejorar la salud pública mundial. Esta afección se considera el factor de riesgo modificable número uno para la enfermedad cardiovascular mundial y la mortalidad prematura.
Además, existen estudios anteriores que demostraron que el consumo de té verde o negro puede reducir la presión arterial en una cantidad pequeña pero constante. Anteriormente también se descubrió que las catequinas contribuían a esta propiedad. El té verde tienen un poder antioxidante.
En este sentido, los resultados de la investigación revelaron que dos compuestos flavonoides de tipo catequina (galato de epicatequina y galato de epigalocatequina-3) que se encuentran en el té verde, activan cada uno un tipo específico de proteína de canal iónico llamada KCNQ5. Esto permite que los iones de potasio se difundan fuera de las células para reducir la excitabilidad celular.
La importancia del KCNQ5 en el té verde
El KCNQ5 se encuentra en el músculo liso que recubre los vasos sanguíneos. Los colaboradores de la Universidad de Copenhague predijeron que su activación por las catequinas del té relajaría los vasos sanguíneos
El estudio fue publicado en ‘Cellular Physiology and Biochemistry’. Este nuevo descubrimiento fue realizado por el laboratorio de Geoffrey Abbott, PhD; profesor del Departamento de Fisiología y Biofísica de la Facultad de Medicina de la UCI; y Kaitlyn Redford, estudiante de posgrado en el laboratorio Abbott.
«Descubrimos mediante el uso de modelos informáticos y estudios de mutagénesis que catequinas específicas se unen al pie del sensor de voltaje, que es la parte de KCNQ5 que permite que el canal se abra en respuesta a la excitación celular. Esta unión permite que el canal se abra mucho más fácilmente y antes en el proceso de excitación celular», ha señalado el investigador.
La identificación de KCNQ5 como un objetivo novedoso para las propiedades hipertensivas de las catequinas del té puede facilitar la optimización de la química medicinal para mejorar la potencia o eficacia. El KCNQ5, que aparece en el té verde, juega un papel importante en el control del tono vascular. Además, se expresa en varias partes del cerebro, donde regula la actividad eléctrica y la señalización entre neuronas.
Los expertos aseguran que existen variantes del gen patógeno KCNQ5 que deterioran la función de su canal. Al hacerlo, causan encefalopatía epiléptica, un trastorno del desarrollo que es severamente debilitante y causa convulsiones frecuentes.
Todo ello debido a que las catequinas pueden cruzar la barrera hematoencefálica, el descubrimiento de su capacidad para activar KCNQ5 puede sugerir un mecanismo futuro para reparar los canales KCNQ5, sustancia presente en el té verde, rotos para mejorar los trastornos de excitabilidad cerebral derivados de su disfunción.