Desde la Confederación Española de Alzheimer y otras Demencias (CEAFA) queremos mostrar nuestra perplejidad por el uso que, de manera cotidiana, se da a la palabra ‘Alzheimer’ en un momento social en el que se presta una exquisita atención al detalle del lenguaje para no ofender ni menospreciar a determinados colectivos. Afortunadamente, hemos superado ya viejos conceptos o términos propios de épocas pasadas y sustituido por otros que anteponen a la persona por encima de sus condiciones.
Y, sin embargo, en pleno Siglo XXI se sigue utilizando la palabra ‘Alzheimer’ para hacer chistes o burlas, para describir (supuestos) problemas que alguna persona puede tener con su memoria. Y estos chistes es posible que en otros tiempos hicieran gracia, pero no en la actualidad, cuando sabemos que casi 5 millones de personas están afectadas por esta enfermedad, cuando sabemos que no tiene cura, cuando sabemos que es la responsable del declive de la vida de quien la sufre, cuando sabemos que tener este diagnóstico es una condena.
¿Qué hay detrás de Alzheimer?
Detrás de esta palabra sigue habiendo personas con sus derechos y dignidad intactos, personas que sufren no sólo los efectos del olvido sino también el estigma y el aislamiento social, personas que no se merecen que su condición sea motivo de mofas. Porque cuando se frivoliza con “el Alzheimer” se está menospreciando y ofendiendo a esos casi 5 millones de personas que conviven con esta enfermedad y sus consecuencias.
Desde CEAFA, llevamos 35 años trabajando por la normalización del Alzheimer, defendiendo los derechos y la dignidad de quienes conviven con esta enfermedad. Sin embargo, cuando el Alzheimer es motivo de mofa en algunas expresiones, nos recuerda lo lejos que aún estamos de contar con el apoyo y la comprensión necesarios por parte de quienes nos representan políticamente.
A pesar de ello, reiteramos nuestra disposición para informar y sensibilizar a todas aquellas personas que deseen conocer en profundidad el impacto del Alzheimer y sus consecuencias. Solo a través del conocimiento y el respeto lograremos construir una sociedad más justa y comprometida con quienes conviven con esta enfermedad. Y, sobre todo, una sociedad amigable con la demencia y con quien la sufre.