«Ser madre es un derecho. Nadie puede decidir por nosotras por el hecho de tener discapacidad intelectual”

María Pérez, mujer con discapacidad intelectual de 31 años, habla sobre las dificultades que se encuentran las mujeres con discapacidad

María Pérez, mujer con discapacidad intelectual | Foto de PLENA INCLUSIÓN

María Pérez, mujer con discapacidad intelectual

María Pérez tiene 31 años y es miembro de la Asociación Las Encinas de Guadalajara, entidad federada a Plena inclusión Castilla-La Mancha. Además, forma parte de la recién creada Plataforma de Representantes de Personas con Discapacidad Intelectual o del Desarrollo que impulsa la federación castellanomanchega, un espacio donde las personas con discapacidad intelectual defienden sus derechos y trabajan para lograr una sociedad más inclusiva.

«Represento a la gente con discapacidad intelectual y del desarrollo» de la región, nos cuenta con orgullo. Su compromiso con la defensa de los derechos de las personas con discapacidad la ha llevado a participar activamente en formaciones y proyectos de sensibilización.

«Nadie puede quitarnos ese derecho»

Desde hace tiempo, esta joven sueña con ser madre, aunque no siempre lo tuvo claro. «Al principio no quería ser madre porque pensaba que me iba a costar más o que los niños iban a ser más difíciles para mí», confiesa. Sin embargo, su perspectiva cambió cuando su mejor amiga tuvo un hijo. «Ahora tiene casi cuatro años y me desenvuelvo muy bien con él. Sé cómo calmarlo, cómo jugar con él… Me di cuenta de que podía hacerlo».

Para María, ser madre es una decisión personal y un derecho que no debería ser cuestionado. «Es una decisión que tenemos que tomar como cualquier otra persona. Nadie puede quitarnos ese derecho. Otra cosa es que no quieras, pero que alguien te diga que no puedes ser madre porque tienes discapacidad, eso no es justo».

«Ser madre es una decisión personal. Nadie puede quitarnos ese derecho»

A pesar de su firme convicción, María es consciente de que aún existen muchos prejuicios sobre la capacidad de las mujeres con discapacidad intelectual para ser madres. «La gente no tiene por qué opinar sobre algo que no conoce. Nos pueden hacer mucho daño con esos comentarios», afirma.

A lo largo de su vida, ha sido testigo de muchas barreras impuestas por la sociedad y, en especial, por las propias familias. «No es mi caso pero a lo largo de mi vida, he visto cómo muchas familias ponen barreras a otras mujeres con discapacidad intelectual. Les dicen: ‘¿Cómo vas a criar a un bebé si ya te cuesta manejarte tú sola?’, o ‘Si te costaron los estudios, imagínate cuidar de un hijo’. Todo son dudas y críticas».

Además, denuncia la falta de información y apoyo que reciben las mujeres con discapacidad intelectual cuando desean ser madres. «Si vas al ginecólogo y preguntas algo, muchas veces te hablan con tecnicismos que no entendemos. Y si preguntas más, te miran como si fueras tonta. No es que seamos tontas, es que necesitamos explicaciones claras».

Contar con más apoyos

María cree que es fundamental que se ofrezcan más apoyos y formación específica para que las mujeres con discapacidad intelectual puedan ejercer su maternidad con seguridad y confianza. «Sería muy útil que hubiera charlas como las clases de preparación al parto, pero adaptadas. Que nos enseñen cómo coger al bebé, cómo darle de comer… Si nos enseñaran con muñecos realistas, podríamos practicar y perder el miedo».

Además, insiste en que la sociedad debe cambiar su mentalidad. «Nosotras también tenemos derecho a tener un hijo, igual que cualquier otra persona. Hay mujeres sin discapacidad que no cuidan bien a sus hijos, y nadie cuestiona si pueden ser madres o no. Pero a nosotras sí nos lo cuestionan».

Superando estereotipos

María ha tenido que enfrentarse a muchos estereotipos a lo largo de su vida. «Siempre te dicen que no vas a poder estudiar, que no vas a poder trabajar, que no puedes hacer muchas cosas». Sin embargo, ha demostrado lo contrario. Recientemente, sacó la nota máxima en una oposición. «Me presenté a una plaza de conserje y saqué la nota más alta posible en el examen. Ahora estoy esperando a ver qué pasa con los méritos».

También ha derribado barreras en su vida personal. Se ha casado con una persona sin discapacidad, algo que para muchos parecía impensable. «Mucha gente cree que si tienes discapacidad intelectual solo puedes estar con alguien que también la tenga. Pero el amor no funciona así. Puedes estar con quien quieras. Mi marido no tiene discapacidad, y eso no cambia nada en nuestra relación».

«Mi marido no tiene discapacidad, y eso no cambia nada en nuestra relación»

Cuando le preguntamos qué mensaje le gustaría trasladar a la sociedad sobre este tema, María es clara: «Es un derecho. Nadie puede decidir por nosotras. Puedes dar consejos si te los piden, pero si no, mejor no opines, porque puedes hacer daño».

Además, recuerda que la maternidad es una responsabilidad, pero no algo imposible. «Al principio yo también tenía dudas. Pero me di cuenta de que es algo que se aprende, como todo en la vida. Si nos apoyan y nos dan herramientas, podemos hacerlo».

Por último, María reflexiona sobre la importancia del Día de la Mujer y la doble discriminación que sufren las mujeres con discapacidad intelectual. «Se habla mucho de la desigualdad que enfrentan las mujeres, pero nosotras, además, tenemos más dificultades por tener discapacidad. Nos encontramos con más barreras en el trabajo, en los estudios, en la independencia y en la maternidad».

Por eso, en este 8 de marzo, su mensaje es claro: «Queremos visibilidad. Queremos que se nos respete y que se nos reconozca nuestro derecho a decidir sobre nuestras propias vidas».

Plena inclusión Castilla-La Mancha agrupa a unas 60 entidades en la región, representando a 8.500 personas con discapacidad intelectual o del desarrollo, además de contar con 2.700 profesionales, 1.000 voluntarios y 240 centros. Su misión es trabajar por la plena inclusión de las personas con discapacidad y sus familias, promoviendo su calidad de vida y defendiendo sus derechos.

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