El Ingreso Mínimo Vital llegó a España hace algo más de un año, con la intención de ser el escudo protector de los más vulnerables durante los meses más complicados de la pandemia por Covid-19. Sin embargo, la Seguridad Social y el Gobierno de Pedro Sánchez han admitido estar «insatisfechos» ante la eficacia de la medida, pues tan solo uno de cada tres hogares a los que tendría que llegar lo está cobrando.
A esto, se le están sumando el colapso de las solicitudes, un problema que viene incentivado por una grave actitud por parte de personas con altos patrimonios, que pese a no tener derecho a percibir la prestación, están solicitándola e impidiendo que lo puedan cobrar a tiempo familias en situación de vulnerabilidad.
En palabras de Israel Arroyo, secretario de Estado de Seguridad Social, el organismo está sorprendido por la cantidad de personas con un «patrimonio muy alto», con vivienda, inversiones y con cuentas del banco muy buen respaldadas, que han intentado acceder a esta prestación, con el grave coste que supone para aquellos que sí lo necesitan.
El Ingreso Mínimo Vital no está llegando a los hogares más vulnerables
De esta manera, Arroyo ha explicado que más o menos dos tercios de las solicitudes se están denegando, en la mayor parte de los casos porque no cumplen con los requisitos de renta o patrimonio.
Esto podría explicar la baja incidencia del Ingreso Mínimo Vital, que por el momento tan solo está llegando a 300.000 de los 850.000 hogares a los que pretendía llegar el Gobierno cuando lanzó esta ayuda. De hecho, el Ejecutivo se encuentra trabajando en conocer por qué los posibles beneficiarios no lo solicitan y cómo pulir algunos requisitos para facilitar el acceso a todos los ciudadanos.
Además, uno de los principales problemas es que los potenciales beneficiarios pertenecen a los estratos más pobres de la sociedad, donde no existe una gran información sobre el sistema.
«No tenemos un sistema de servicios sociales suficientemente sobredimensionado para poder hacer la comprobación de forma directa. De forma transitoria hay posibilidad de que ONGs u otras entidades puedan hacer esa labor de acreditación de que se cumplen los requisitos», explica.
La Seguridad Social admite fallos en la ayuda
El Gobierno tenía la intención de seguir con este mecanismo durante toda la legislatura. Antes del Covid-19, el Ejecutivo ya estaba planeando esta prestación, pero la irrupción de la pandemia y la presión de Unidas Podemos en el Gobierno, llevaron al Ministerio de Seguridad Social a lanzar el Ingreso Mínimo Vital sin que estuviera del todo pulido a finales de mayo de 2020.
«No estamos satisfechos, les mentiría si dijera lo contrario, el Ingreso Mínimo Vital es una política que nació con la intención de ser un elemento esencial del Estado de Bienestar, que nos faltaba; la Comisión Europea nos lo afeaba, que no teníamos un instrumento genuino de lucha contra la pobreza, sobre todo infantil, que había parches más o menos bienintencionados que funcionaban en unos casos mejor y en otros peor, pero que como Estado nos faltaba un instrumento. El IMV se diseñó con mucho conocimiento previo pero de una manera experimental», ha admitido Arroyo.
De esta manera, el Ejecutivo ha admitido que «hay cosas que quedan por mejorar y añadir», cuya preocupación principal es que muchos de los beneficiaros sobre el papel no lo están solicitando y si lo están haciendo aquellos a los que no les corresponde.