El atleta paralímpico Rafa Botello ha denunciado públicamente la falta de soluciones adecuadas por parte de BMW España y el concesionario Lurauto en San Sebastián mientras su vehículo, un BMW M3 Touring con apenas 11 meses de antigüedad, permanece en el taller desde hace meses sin recibir un coche de sustitución adaptado a sus necesidades.
El pasado 23 de noviembre, el coche de Botello sufrió una avería grave tras emitir un fuerte ruido y dejar de funcionar. El lunes 25 de noviembre, el vehículo fue trasladado por grúa a un concesionario cercano a su domicilio, a solo 8 kilómetros, pero este se negó a recibirlo, por lo que tuvo que ser enviado a otro taller ubicado a 50 kilómetros de distancia.
Desde entonces, el atleta ha enfrentado obstáculos para obtener un coche de sustitución. «Dicen que las empresas de alquiler no tienen coches adaptados, pero yo he comprado mi coche a BMW, y ellos son quienes deben solucionar este problema», denuncia Rafa.
Una solución insuficiente
Al día siguiente de que su vehículo ingresara al taller, BMW España le ofreció un coche de sustitución: un BMW X1. Sin embargo, el mismo día en que estaba previsto que recibiera el vehículo, confirmó que no estaba adaptado para su uso, por lo que la solución quedó en el aire.
«Cuando oculté mi discapacidad, en menos de dos horas ya me habían otorgado un coche de cortesía. Pero cuando mencioné que necesitaba uno adaptado, simplemente me dejaron sin alternativa. Si no tuviera discapacidad, habría tenido un coche de sustitución desde el primer día», lamenta el deportista.
Un problema legal y social
Más allá de su caso particular, Rafa Botello denuncia que la falta de vehículos adaptados en BMW refleja una discriminación estructural que limita la movilidad de las personas con discapacidad. Si bien en España no existe una ley que obligue a las empresas a proporcionar un coche de sustitución, es práctica habitual en el sector que, ante averías prolongadas y dentro del periodo de garantía, se facilite un vehículo alternativo.
En su caso, la situación se ha visto agravada por la prolongada demora en la reparación. «Llevo más de 16 semanas sin coche. Y con ello, sin libertad de movimientos», denuncia. De acuerdo con la Asociación de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (GANVAM), las reparaciones en garantía deben completarse en un máximo de 20 días hábiles, sin contar el tiempo necesario para la recepción de recambios.
Un caso que genera indignación
Mientras Botello se encontraba en el aeropuerto para volar a Los Ángeles, recibió la noticia de que su coche estaba «casi listo» tras 15 semanas en el taller. «Me dijeron que se había roto el motor, el turbo y los colectores en un coche con solo 2.800 kilómetros. Después de tanto tiempo, no iba a recoger el coche sin una respuesta de BMW a mi abogado, ya que ni siquiera respondieron al burofax enviado por mi bufete de abogados», explica.
A lo largo de 15 semanas, BMW España solo se puso en contacto con él en una ocasión, el 5 de diciembre, para informarle de que estaban «trabajando en el caso». Además, el concesionario Lurauto apenas le envió un mensaje en diciembre preguntándole si ya le habían entregado el coche. «¿Ese es el servicio de una marca como BMW a un cliente?», cuestiona.
Un problema recurrente para personas con discapacidad
La situación de Botello ha generado numerosas reacciones en redes sociales, donde otros clientes con discapacidad han compartido experiencias similares con distintas empresas automovilísticas. Esta problemática pone sobre la mesa la necesidad de que las grandes marcas ofrezcan soluciones inclusivas y accesibles para todos sus clientes.
«Las personas con discapacidad no queremos tratos especiales, solo que se respeten nuestros derechos y que no se nos discrimine. Si una marca de este calibre no puede ofrecer una solución, ¿quién lo hará?», concluye Rafa Botello.