Es Nochevieja y el reloj de la Puerta del Sol de Madrid va marcando el ritmo. 1, 2, 3…y así hasta llegar al número 12, que certifica el fin de un año y el comienzo de otro nuevo, renovado de ilusiones y propósitos y con la boca llena de uvas todavía porque no te ha dado tiempo a masticar todas. Hay quien toma doce sorbos a una copa de Champagne o tiene cualquier otra regla para iniciar el año, aunque la tradición estipule que e han de tomar doce uvas para despedir el año que fue.
Según marca la tradición, cada uva representa un deseo para cada uno de los meses del próximo año, por lo que, si queremos que se cumplan nuestras ideas, se ha de ingerir esta fruta. El racimo de uvas los hay de diferentes tipos: más grandes o más pequeños, más ácidas o más dulces o con semillas o sin ellas; en cualquier caso, las hay para todas las edades y persiguen el mismo objetivo de cumplir todos los propósitos y deseos. De este modo, aunque la tradición de las uvas arrancó en España, es una costumbre que ya se ha extendido a otros lugares del planeta, como Portugal o Latinoamérica, aunque no de manera mayoritaria.
¿Por qué uvas?
A pesar de ser una tradición que no todos la cumplen, la ingesta de las uvas en Nochevieja es prácticamente de obligado cumplimiento para la inmensa mayoría de la sociedad española. Reunidos en familia, y a escasos minutos de las doce de la noche, los racimos de uvas ya se van agenciando entre los presentes para darle la bienvenida al nuevo año que entra, previo a la celebración en forma de besos, abrazos y buenos deseos de unos a otros. Aunque también con la emoción de vivir un año más sin aquellas personas que ya no estén con nosotros.
De este modo, la uva es un fruto que tradicionalmente se ha asociado a la buena suerte y a la positividad, por lo que comer 12 uvas para recibir la entrada del año era un símbolo de prosperidad y esperanza para los próximos 365 días. Además, en la antigüedad, se trataba de una fruta barata de la que a menudo había excedente en los cultivos, por lo que era relativamente asequible de obtener para consumir.
12 uvas en Nochevieja
Lo cierto es que existen varias teorías y conjeturas para explicar el motivo por el que se ingieren doce uvas en Nochevieja para despedir el año y abrazar el otro que empieza en ese mismo instante. No obstante, una de las teorías que envuelve la tradición de las uvas navideñas se remonta a 1909, cuando se produjo una muy buena cosecha de uva y los productores decidieron venderla como las ‘uvas de la suerte’ en paquetes preparados de doce unidades, simbolizando los doce meses del año.
En esta línea, esta tradición se ha instalado a lo largo de los años y se ha ido puliendo. Hoy, coexisten teorías que explican que las uvas simbolizan la abundancia y cada vez que se come una hay que pedir un deseo. A pesar de una tradición sin un origen exacto en cuanto a la fecha, lo cierto es que sí es un gesto que une a todo un país en el momento de abrazar el nuevo año que entra, renovado de ilusiones y con el corazón preparado para dar todo el amor y la paz posible durante los próximos doce meses.