Decía el célebre escritor Jorge Luis Borges, que él valía más por el hábito de haber leído lo que había leído que por todo lo que había escrito. Mundos de bibliotecas pasaron por sus ojos, al igual que pasan por millones y millones de niños y mayores que se detienen y crecen con el hábito de leer o bien clásicos de toda la vida o los últimos best sellers del mercado de sus plumas favoritas. ¿Sabías que el mero hábito de leer ya contribuye de por sí a la potenciación de la memoria? Mejorar el almacenamiento de todo lo que va ocupando sitio en el cerebro es una tarea pendiente para muchas personas, también las jóvenes, por eso conviene saber por qué es tan bueno para la memoria el hecho de leer.
Seguramente te habrás detenido a observar en algún momento que las personas que van desarrollando ciertos signos del envejecimiento pueden realizar distintas labores tan sencillas como cotidianas que ayuden a fortalecer sus conexiones neuronales. No sólo se trabajan los músculos cuando hacemos ejercicio, sino también todo lo que tiene que ver con la pausa mental, con la capacidad de procesar cualquier tipo de información, convertirlo en hábito, y lo que es más valioso y donde justo entra el acto de leer: poder retener lo que se lee durante un tiempo indeterminado. Eso es justo la memoria.
¿Cómo mejora la memoria el hábito de leer?
Los expertos subrayan que la lectura siempre ha valido para mejorar la reserva cognitiva y sobre todo darle un plus más a las conexiones neuronales. Es cierto que todo término cognitivo siempre ha gozado de importancia el hábito de la lectura, porque se produce, y eso está más que demostrado, un mejor funcionamiento cognitivo.
Y no sólo se queda ahí. El hábito de leer permite proteger de la mejor manera de las enfermedades neurodegenerativas que se pueden producir en distintos momentos de la vida. Es cierto que no se previenen enfermedades pero sí que se palian muchas consecuencias.
¿Ayuda más el hábito de leer en voz alta para mejorar la memoria?
Otros estudios también han puesto su atención en la capacidad de poder leer en voz alta con el objetivo de retener mejor todo cuanto se lee. Y lo cierto es que ha funcionado, porque se arrojan mejores resultados que leyendo en voz baja, o leyendo mentalmente, porque no se produce ningún eco como sí se hace al articular palabra.
No consigue curar, pero sí ralentizar el hábito de la lectura el deterioro cognitivo que vamos sufriendo inevitablemente con el paso de los años. Por lo que es un hábito que debemos tener siempre cerca.