Hay un pensamiento bastante común acerca del acné, y es que está solo y exclusivamente relacionado con las pieles grasas. Pero nada más lejos de la realidad. Las pieles secas o deshidratadas también pueden sufrir acné con síntomas bastante graves y persistentes. De hecho, a veces es más difícil de tratar ya que puede que no haya tanta información como en el caso de las pieles con tendencia a un exceso de sebo.
Si bien es cierto que esta enfermedad puede aparecer más en pieles grasas, debido a que las glándulas sebáceas liberan más grasa y esto obstruye los poros, es un problema que también afecta a las pieles secas. En este caso las razones pueden ser muy variadas. Desde una mala alimentación, problemas hormonales, sufrir sensibilidad cutánea o factores climáticos.
En cualquier caso, siempre que tengamos acné debemos acudir a nuestro médico para saber qué tratamiento es el que mejor nos va. Ya que dependiendo del tipo de piel que tengamos vamos a necesitar un tratamiento más agresivo o uno menor pero que perdure en el tiempo.
Tener la piel deshidratada no es sinónimo de tener piel seca
En primer lugar hay que matizar que no es lo mismo una piel seca que una deshidratada, ya que la deshidratación no es un tipo de piel en sí. Esta condición es más un estado temporal de la piel que puede aparecer por muchas razones, como por ejemplo el clima, una alteración hormonal, utilización de productos cosméticos con ingredientes muy agresivos, etc.

En muchas ocasiones esto puede ser confundido con tener la piel seca, pero puede aparecer también en pieles grasas y su tratamiento varía considerablemente. Debemos saber primero si nuestra piel es seca deshidratada o grasa deshidratada, ya que seguramente nos beneficien más unos productos que otros. En este caso vamos a hablar de las pieles secas o secas deshidratadas y su relación con el acné, ya que es algo bastante desconocido que merece la pena tratar.
¿Cómo se origina el acné en pieles secas?
El acné en pieles secas es mucho más común de lo que podamos pensar. Y es que aunque en este caso las glándulas sebáceas no produzcan tanto sebo, pueden ser fácilmente irritables si no utilizamos los productos adecuados. Además, también son más propensas a que aparezcan líneas de expresión y problemas cutáneos relacionados con una mala hidratación.
Nuestra piel está reforzada por un manto lipídico que nos permite protegerla de agentes contaminantes. Constituye una pared que retiene el agua en su interior para mantenerla hidratada. Pero debido a factores externos nuestro manto lipídico puede verse alterado y ocasionar un déficit de lípidos, lo que va a resultar en síntomas de piel seca.
El pH de nuestra piel puede verse comprometido y aparecerán los primeros síntomas de acné, ya que las glándulas sebáceas recibirán la alerta de una falta de lípidos produciendo una mayor cantidad de sebo para compensar. De esta forma tendremos la piel seca, y a la vez sufriremos esos molestos granitos que causa el acné.
¿Cómo se puede tratar este problema cutáneo?
En primer lugar, lo primordial es rehidratar la piel para volver a balancear nuestro pH. A pesar de que en el momento vas a querer no hidratar tu rostro, es necesario este paso para evitar que tu piel produzca más sebo de lo normal. Por otro lado, intenta beber mucha agua y comer alimentos que te aporten hidratación como las frutas o las verduras.
Por otro lado, consulta con especialistas para saber qué productos son los idóneos para restaurar la barrera cutánea de tu piel. Ya que para tratar el acné es necesario un tratamiento muy específico que te ayude a recuperar su estado normal y evitar volver a sufrirlo en el futuro.