La pensión de incapacidad permanente está últimamente en boca de muchos. Y es que en estos tiempos de crisis, provocados por el Covid-19, se suman las quejas por los tiempos de espera en la Seguridad Social y la respuesta negativa de la administración a las solicitudes de incapacidad permanente laboral.
Hay que recordar que las pensiones de Incapacidad Permanente son unas prestaciones económicas que tienen el objetivo de cubrir la pérdida de ingresos que sufre un trabajador por dicha incapacidad para realizarlo. Asimismo, existen cuatro tipos de prestaciones por incapacidad permanente:
Solicitud rechazada de pensión de incapacidad permanente
En este caso, las movilizaciones vienen provocados por pacientes con Ehlers-Danlos (EDS). Antes de la pandemia de Coronavirus, el 95% este tipo de solicitudes eran rechazadas en la vía administrativa. Esta decisión obligaba a los pacientes a acudir a los tribunales.
Pues bien, ahora los expertos prevén cifras mucho más graves tras verse endurecidos e incluso alterados los procedimientos. De hecho, según recoge Fidelitis, grupo español de consultoría legal especialista en obtención de prestaciones sociales: “Recientemente hemos ganado uno de los casos más difíciles que nos hemos encontrado. No podíamos llegar a comprender cómo a un enfermo de Ehlers-Danlos con tantas secuelas se le podían poner tantos obstáculos en el camino”.
A todo lo citado con anterioridad hay que sumarle un nuevo problema; y es que la Seguridad Social, cuando acepta la solicitud, no concede el grado que le corresponde a cada paciente. De esta manera, la pensión por Gran Invalidez es la menos accesible de todas.
Una situación alarmante
Lorenzo Pérez, presidente de Fidelitis, asegura que «la situación es ahora más alarmante que nunca. No solamente los procedimientos se han endurecido e incluso alterado (por ejemplo, resolviendo sin que el paciente pase el tribunal médico, privándole así de un derecho); sino que los plazos de concesión se han ampliado gravemente. Algunos enfermos llevan luchando cinco años por algo que les corresponde por derecho”.
Además, señala que en caso de las enfermedades raras, como es el caso del Ehlers-Danlos (EDS), la situación es aun peor. A los plazos desorbitados de este tipo de procedimientos administrativos, hay que sumarle la falta de diagnóstico en unos casos. En otros, la falta de conocimiento de los propios facultativos de la Administración sobre los efectos que puede causar la misma en los pacientes.
Un juicio como última vía
Desde Fidelitis nos acercan un caso que han tratado en los últimos tiempos relativo a Ehlers Danlos. «Tras largos procesos administrativos y judiciales, hemos conseguido una gran invalidez para la paciente», aseguran. A su vez, se preguntan, una persona que necesita la ayuda de terceras personas, que va incluso en silla de ruedas, ¿cómo es posible que tenga que llegar a juicio para que se le reconozca una pensión por incapacidad permanente?.
La situación en este caso es extrema, puesto que el paciente, que finalmente ha logrado una pensión de Gran Invalidez tras ir a juicio, en un principio no le reconocían ninguna prestación por incapacidad permanente. Es decir, que la Administración no solo le rechazó la pensión de Gran Invalidez, sino que tampoco le dio la de un grado inferior, como la parcial, la total o la absoluta.
Finalmente, tras luchar por sus derechos junto a Fidelitis, el paciente logró la pensión de Gran Invalidez. «Suena a eso, a la sensación generalizada que flota en el ambiente, y es que las evaluaciones se hacen de una forma que nadie logra entender y casi que se deniega como protocolo de actuación para que reclamen los que realmente se encuentren mal (un filtro que parece ser que es el que se está aplicando y que es del todo injusto desde nuestro punto de vista)”.
Es por ello, que los especialistas recomiendan a los pacientes conocer a fondo la normativa y los procedimientos.