La pandemia empeora la soledad no deseada en mujeres con discapacidad 

La presidenta de CERMI Mujeres ha incidido en la importancia de visibilizar más a las mujeres y niñas con discapacidad

Mujer con discapacidad en silla de ruedas

La Fundación CERMI Mujeres ha alertado este viernes de la mayor incidencia de la soledad no deseada en las mujeres y niñas con discapacidad, una situación que, advierten, «se ha agravado mucho más durante la pandemia de Covid19».

Así los ha asegurado la nueva presidenta de la FCM, Marta Valencia, durante su intervención en el webinario ‘La soledad no deseada de las mujeres con discapacidad’, un encuentro organizado por el Real Patronato sobre Discapacidad y el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), para abordar este tema.

El encuentro ha sido moderado por la jefa de Servicio del Real Patronato sobre Discapacidad, Elena Jariod, quien ha destacado la necesidad de «visibilizar más las situaciones de soledad». «Para eso trabajamos todas las partes», ha declarado.

La presidenta de CERMI Mujeres ha incidido, por su parte, en la importancia de visibilizar más a las mujeres y niñas con discapacidad, al tiempo que ha enumerado algunos de los elementos que ponen barreras a la participación social de esta parte de la ciudadanía.

74% de las personas con discapacidad que viven solas son mujeres

Entre ellos, ha recordado factores como que el 74% de las personas con discapacidad que viven solas son mujeres; la «brecha» de acceso a las herramientas digitales de comunicación por falta de accesibilidad; mayores dificultades de acceso a servicios; más riesgo de pobreza y exclusión social, y la falta de accesibilidad de los edificios de viviendas, que hacen que no puedan salir de forma independiente de casa en situaciones de movilidad reducida.

Por su parte, Patricia Sanz, miembro del Patronato de la FCM, ha defendido que, en materia de lucha contra la soledad, «hemos avanzado, pero tenemos que seguir, porque si nos quedamos como estamos, retrocederemos por la propia inercia»

La también vicepresidenta de la ONCE ha centrado su intervención en exponer algunas de las situaciones que están agravando la situación de soledad de las mujeres ciegas o con discapacidad visual severa, como puede ser el tener que pedir ayuda por la calle o ir a la compra, ahora que no se puede tocar.

«Hay pandemia, pero no podemos perder la empatía», ha declarado Sanz, quien ha advertido de que con todas las barreras las mujeres se van «quedando en casa», «más sola» y «perdiendo la movilidad y orientación».

Soledad acompañada 

En el apartado de testimonios de mujeres con discapacidad, protagonistas del webinario, Carmen Molina ha señalado que la socialización o el compartir, «es un derecho garantizado» que no se cumple. Además, ha avisado del especial «dolor» que produce la «soledad acompañada», es decir, cuando se está rodeado de gente.

Molina ha analizado la incidencia de la soledad no deseada en el caso de las mujeres con trastorno del espectro autista (TEA) por los prejuicios existentes. «Necesitamos ser queridas como somos, sin tener que ser recriminadas por una determinada excentricidad cuando me reúna con mis círculos informales o tener que esconderme», ha compartido.

Posteriormente, Marina Martín, mujer sordociega, ha relatado las dificultades que encuentra su colectivo en el ámbito de la comunicación, una situación mucho más agravada por la pandemia de Covid19. «Nuestra calidad de vida depende exclusivamente de los guías intérpretes», ha especificado.

En relación con la parálisis cerebral, Carola López, madre de una hija con esta discapacidad, ha narrado situaciones en las que le han llegado a decir: «su hija, para tener una vida así, es mejor que se hubiera muerto». A su juicio, esto es «una muestra del abandono social» que sufren las personas con grandes discapacidades y sus familias.

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