Pablo, un alumno con autismo, ha sido obligado a abandonar la clase de toda su vida para incorporarse a un aula enclave –formada solo por escolares con necesidades educativas especiales- de un colegio de Telde. Según la administración que ha tomado la decisión, esta es la mejor solución para el alumno, que cursa primero de primaria.
“Hemos puesto mucho empeño, amor y esfuerzo y nunca hemos sido un problema, sino parte de la solución; solo defendemos que, como dice la ley, la administración ponga todos sus medios para que Pablo pueda seguir en el colegio e integrado en el sistema educativo ordinario, y no lo ha hecho”, resume su madre Monica Grimón, la cual luchará hasta el final para que su hijo pueda seguir en el centro.
La familia de Pablo está dispuesta a llegar “a los tribunales” apoyando así que Pablo siga escolarizado en un centro ordinario pese a que la Consejería no apueste por una educación inclusiva, “lo único que se ha hecho es poner trabas para impedir su integración”.
La madre del pequeño, forma parte del Consejo Escolar y del Ampa del centro, habla de su hijo con orgullo. Poco a poco, Pablo ha ido mejorando en su escolarización, ha adquirido rutinas de trabajo, es “amoroso”, cumple las normas en el comedor si necesidad de ayuda, aunque “su mayor dificultad es el lenguaje, que va adquiriendo poco a poco”, dice.
Desde que le diagnosticaron el autismo con 17 meses, añade, su lucha ha estado en que el niño lleve una vida normalizada dentro de su diferencia. Las madres del pequeño, resaltan que desde el equipo de orientación educativa y psicopedagógica, específico para trastornos del desarrollo y del espectro autista (TGD/TEA) abogó en enero por que siguiera en el colegio Iberia con apoyos, pero la discrepancia de la orientadora, que apostó por un aula enclave, «hizo que viniera un tercer equipo de Tenerife que recomendó lo que quería el centro», asegura.
“La resolución infringe flagrantemente el derecho fundamental de mi hijo a la igualdad en el acceso a la educación porque se ha hecho caso omiso de las adaptaciones metodológicas, organizativas y curriculares propuestas contenidas en el informe psicopedadgógico de 2015 que dio lugar a su escolarización en un centro ordinario”, recalca el recurso interpuesto a la Consejería.
La lucha continuará, por lo tanto, para unas madres que seguirán luchando por la escolarización ordinaria de su hijo, cuya pretendida exclusión del sistema “solo se llevará a cabo cuando excepcionalmente las necesidades no puedan ser atendidas”. Asegurando que la administración no ha hecho esfuerzos por Pablo, es por ello, que sostendrán la lucha hasta el final.