Las nuevas botas robóticas que ayudan a andar a personas con discapacidad

Estas botas son un exoesqueleto sin ataduras permiten dar a las personas un impulso motorizado a su paso mientras caminan

Nuevas botas robóticas de exoesqueleto que han lanzado desde el Laboratorio de Biomecatrónica de la Universidad de Stanford

Nuevas botas robóticas de exoesqueleto que han lanzado desde el Laboratorio de Biomecatrónica de la Universidad de Stanford

Como si de un superhéroe como Iron Man se tratase. Así son las nuevas botas robóticas de exoesqueleto para ayudas a las personas con movilidad reducida o con discapacidad. Y es que este proyecto, desarrollado por los investigadores del Laboratorio de Biomecatrónica de la Universidad de Stanford, quiere cambiar la asistencia a las personas que tienen problemas. Con este nuevo producto se busca cambia al bastón o el andador.

Estas botas son un exoesqueleto sin ataduras, que han sido diseñadas para dar a las personas un impulso motorizado a su paso mientras caminan. Patrick Slade, el becario postdoctoral detrás del diseño del exoesqueleto, ha señalado a la web CNET que «este es el Iron Man del mundo real. Básicamente es un zapato motorizado… Al reemplazar la función de la pantorrilla con un motor, realmente podemos impulsar su paso y ayudarlo a caminar con más facilidad y rapidez».

Este nuevo exoesqueleto se ajusta al pie como un zapato. Pero al mismo tiempo se sujeta a la pantorrilla a través de una abrazadera de fibra de carbono y cables. La función de este nuevo aparato se centra en que, cuando camina, el motor de detrás de la pantorrilla enrolla un cable conectado al zapato, que permite levantarse del suelo más fácilmente.

Un sistema de aprendizaje automático

Una de las cosas más llamativas de este producto es que cuenta con un sistema de aprendizaje automático de la forma en la que camina cada persona. Es decir, cuanto más tiempo lo usas, aprende de mejor manera la forma en la que camina el usuario.

El sistema de aprendizaje se basa en que cada bota recibe información a través de los sensores del exoesqueleto. De esta manera, el aparato comprende cómo se mueve el tobillo y cuando el pie hace contacto con el suelo. Trabaja de tal manera que se adapta al motor y la potencia para personalizar el elevador a su modo de andar.

El trabajo realizado en el Laboratorio de Biomecatrónica ha contado con la ayuda de ‘emuladores de exoesqueleto’, que son grandes exoesqueletos instalados de forma permanente sobre cintas de correr en el laboratorio. Esto ha permitido a los investigadores probar diferentes repeticiones de diseño, sin tener que construir prototipos físicamente.

«Un sistema de realidad virtual para sus piernas»

Steve Collins, profesor asociado de ingeniería mecánica en Stanford y líder del laboratorio, ha señalado que se «puede pensar en esto como un sistema de realidad virtual para sus piernas. Programamos en el dispositivo que pensamos que podría ayudar a una persona, ponemos el emulador, sienten cómo sería caminar con ese dispositivo. Y luego, si ayuda… refinamos el diseño. Si no es así t, luego nos deshacemos de eso y probamos algo nuevo».

Pero probar en un laboratorio es una cosa, probar en el mundo real es un juego de pelota completamente diferente. Me dirigí al campus de Stanford con Patrick Slade para poner a prueba las botas exo. Después de atarme los zapatos, colocarme las abrazaderas para las piernas y colocarme la batería alrededor de la cintura, estaba lista para partir.

Los expertos aseguran que en cada paso que se da con este exoesqueleto se siente los  motores en las piernas. De hecho, Patrick Slade, señala que más que como Iron Man, sentía más como que tenía un robot controlando sus pies.

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