Lo que no te contaron sobre las bebidas sin azúcar y su efecto en la diabetes

Pese a ser una de las opciones más recomendadas por una gran cantidad de la población, no son tan saludables como mucha gente piensa

El azúcar sigue siendo el principal motivo de persecución de una vida saludable, y a veces también se cuela en nuestras bebidas. Por eso tratamos de apartarla. Sin embargo, el mero hecho de que tomemos refrescos u otro tipo de bebidas sin azúcar no es suficiente para saber que el alimento que tomamos es sano.

Porque en muchas ocasiones, seguimos viendo cómo las condiciones de dichas bebidas no son tan beneficiosas como pensamos aunque estén exentas de azúcar.

La dieta entra en acción

La Encuesta Anual de Alimentos y Salud de Fundación del Consejo Internacional de Información Alimentaria (IFIC) de 2021 cuenta que el 40% de las personas entre 18 y 80 años lleva una dieta.

Así lo avanza El Diario, que habla de que la gran mayoría de personas pretende perder peso o mantener un estilo de vida mucho más saludable.

El cambio cultural de las dietas es abismal desde hace años hasta la actualidad, pero los especialistas en nutrición abogan en que todavía es necesario ir dando más pasos adelante.

Cabe señalar, pese a que los consumamos, que hay muchos sustitutivos del azúcar común que no elevan los niveles de azúcar en nuestra sangre. ¿Quieres saber cuáles?

Refresco cola bebida sin azúcar

Los más conocidos y su efecto en la diabetes

Los edulcorantes artificiales llevan mucho tiempo en nuestras vidas, pero no todo el mundo sabe cuáles son los que actúan de esa forma.

La Asociación Estadounidense de Diabetes advierte que los refrescos dietéticos y otros sustitutos del azúcar no aumentan los niveles de azúcar en sangre en el momento del consumo. Pero hay una preocupación relativa en los refrescos sin calorías que pueden afectar al riesgo de enfermedades cardíacas así como a otros accidentes cerebrovasculares.

Un estudio científico que subraya El Diario analizó concretamente a bebedores de refrescos dietéticos, unos dos o más de forma diaria.

Las conclusiones fijan que quienes bebieron mucho tuvieron un 23% más de riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular y un 29% más de riesgo de enfermedad cardíaca en comparación con los que bebían poco.

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