La madrugada del domingo 29 de octubre marcará la transición horaria, un proceso global en el que los relojes se ajustan una hora para adaptarse al horario de invierno. No obstante, la medida no se aplica de forma uniforme en todos los países.
El debate se ha intensificado en torno a su pertinencia. Desde 2015, en Estados Unidos, se han presentado más de 200 proyectos legislativos y resoluciones para mantener de forma permanente el horario estival, según la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales. En Europa, a pesar de que el Parlamento votó en 2019 a favor de eliminar el cambio, la falta de consenso con el Consejo ha impedido su aplicación.
Historia del cambio de hora
La historia del cambio horario se remonta a Port Arthur, Canadá, donde sus habitantes fueron los pioneros en adelantar el reloj. Regina, otra ciudad canadiense, adoptó la medida en 1914. Su adopción masiva surgió con el Imperio Alemán en 1916, para ahorrar combustibles en la I Guerra Mundial. Pronto, países como Reino Unido y Francia se sumaron, aunque muchos revertirían tras la guerra.
El portal Time and Date atribuye la idea original al científico neozelandés George Vernon Hudson y al británico William Willett. Hudson propuso en 1895 un ajuste de dos horas, mientras que Willett, en 1905, sugirió ocho cambios al año. El primer intento legislativo surgió en el Reino Unido en 1908, presentado por Robert Pearce.
Países que cambian la hora
Para 2023, 65 países implementan el cambio de hora, mientras que 174 optan por no hacerlo.

La mayoría de naciones del hemisferio norte inician el horario de verano entre marzo y abril, revertiéndolo en otoño. En contraste, el hemisferio sur tiene una dinámica opuesta.