El pasado lunes 21 de abril amanecía con la noticia de que el Papa Francisco fallecía a sus 88 años. Una neumonía con la que llevaba luchando más de un mes acabó con su vida y ciudadanos de todo el mundo lloran su muerte. Francisco destacó por ser un papa abierto y libre que ofrecía la iglesia como un hogar para todas las personas del planeta.
Carlos del Amor, periodista que trabaja en Radio Televisión Española (RTVE), ha aprovechado su espacio en el telediario de La 1 para recordar una divertida anécdota del Papa Francisco durante una audiencia en la que un niño con autismo, Wenzel, comenzó a jugar durante el sermón. Pero lo sorprendente fue la reacción de Francisco, que lejos de sorprenderse, tuvo un gesto que fue más útil que mil sermones, apostando por la libertad de las personas.
El pequeño niño con autismo que sorprendió al Papa Francisco
Una de las anécdotas más recordadas que tiene el Papa Francisco tiene que ver con un niño pequeño con autismo que sube al letrado donde se situaba el Papa Francisco junto a dos sacerdotes y dos guardias suizos que le escoltaban.
El pequeño, que subió con verdad y atrevimiento al escenario, se acerco de primera mano al guardia suizo para comprobar si era de verdad o era un muñeco, aunque este ni se inmutó. El Papa Francisco le quitaba importancia a la acción del pequeño, ya que su hermana e incluso la madre subió a por el pequeño. Pero la respuesta del papa fue la de asegurarse de que dejarán al niño hacer lo que quisiera.
La vida de Francisco nos deja decenas de gestos en los que se alejaba de su papel institucional y por los que será recordado
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La madre, apresurada, le comentaba al papa que ellos son «de Argentina papá» y la respuesta de Francisco fue decir, con total naturalidad, «dejalo, si quiere jugar acá dejalo». Además, le decía al sacerdote situado a su derecha que el niño pequeño «es argentino…indisciplando».
Todo siguió como si no hubiera pasado nada y el Papa Francisco señalaba que el pequeño era «mudo, pero sabe comunicar. Y tiene una cosa que me hizo pensar y es que es libre, indisciplinadamente libre».
Una anécdota que mostraba lo noble que era el Papa Francisco, que le restaba importancia al pequeño que subió al escenario, pensado que es una cosa de niños y que si está jugando, pues que lo dejen jugar tranquilo. Y es que este niño, con autismo, le enseñó al Papa Francisco lo que es ser libre.