Los dibujos animados “Wnnie The Pooh” aparentemente es un mundo inocente, en el que un pequeño niño juega con su oso, pero prestémosle mayor atención, ¿realmente es tan inocente como nos hacen creer? La respuesta según varios expertos a la revista Canadian Medical Association es NO.
Al examinarlo con mayor detenimiento descubrieron que todos y cada uno de los personajes que aparecen en escena tienen un problema de desarrollo neurológico o psicosociales. ¿Sigues sin creerlo? Analicémoslo uno a uno.
Winnie The Pooh sufre Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, conocido como TDAH. Si nos fijamos bien, sus pensamientos son dispersos, su estilo de vida desorganizado y olvidadizo.

Roo padece autismo. En muchas ocasiones ignora lo que sucede en su entorno, metiéndose en la bolsa de su madre, y en otras no presta atención a lo que ocurre a su alrededor, metiéndose en la mayoría de los casos en problemas.
Conejo padece trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Al contrario que Pooh, Conejo necesita tener todo organizado, y todo lo que rompe con ello, le causa tristeza. Por ello, se pone nervioso cuando todo no está como a él le gusta.

Eyeor (el burro) sufre depresión, es el personaje más triste de todos.

Piglet sufre ansiedad. Se sorprende con los ruidos. Es muy asustadizo, por eso, siempre se está escondiendo. Solo disfruta con aquello que le hace estar tranquilo. Todo lo demás, le hace estar preocupado.
Winnie the Pooh – Disney.com
Tigger es hiperactivo. En ningún momento puede estarse quieto y por ello toma decisiones precipitadas provocada por impulsos.

Christopher Robin (el niño) es el único humano y sufre esquizofrenia. Quizás sea el más fácil de analizar, ya que es sencillo comprender que todo lo que sucede en el Bosque de los Cien Acres es producto de su imaginación.

Kanga sufre de Trastorno de Ansiedad Social. Siempre lleva a Roo en su bolsa porque cree que tiene autismo, motivo por el cual se preocupa y crece su ansiedad. Su estado de madre soltera también le repercute.
