Por todos es sabido que las monarquías de Europa están ligadas por lazos de sangre que sin duda son muy interesantes y merece la pena estudiar. Así, en el caso de la reina Isabel II de Inglaterra cuenta con varios familiares repartidos por los diferentes países europeos donde existe un sistema monárquico. En este caso, vamos a hablar de la unión de sangre que une al rey Felipe VI de España con la difunta madre del heredero al trono Carlos III de Inglaterra. El cual la solía llamar cariñosamente «tía Lilibeth» por su parentesto familiar.
Estos lazos de sangre se remontan a varias generaciones de antepasados atrás. Concretamente el comienzo de la unión se originó en el siglo XIX. Esto es algo que se ha visto a simple vista en sus apariciones públicas. Ya que no era extraño ver que tanto la realeza española como la británica tenían una estrecha relación que realmente tenía su origen en la relación de consanguinidad que compartían ambas monarquías.
Los reyes eméritos son tataranietos de la reina Victoria, así como la reina Isabel II
Según el diario ABC, el rey emérito, Juan Carlos I, tenía una relación de consanguinidad directa con la recién fallecida reina británica por parte paterna. Y es que su abuela Victoria Eugenia era nieta de la Reina Victoria, que también era la tatarabuela de Isabel II.

Pero los lazos de sangre de Felipe VI con la difunta Reina Isabel II provienen tanto del padre como de la madre del rey de España. Los reyes eméritos, Juan Carlos y Sofía, son tataranietos de la reina Victoria de Inglaterra. Al igual que lo eran ella y su marido el duque de Edimburgo.
Además, este último contaba con un vínculo familiar aún más estrecho con la Casa Real Española. Ya que si hablamos del parentesco que tenía con la Reina Sofía, este era su tío segundo. Al ser el rey Jorge I de Grecia su abuelo y el bisabuelo de la madre de Felipe VI.
Conciendo el parentesco familiar que les unía, se entiende algo más que el rey de España llamase a la reina Isabel II “Tía Lilibeth”. Ya que su vínculo y estrecha relación iba más allá de lo meramente político y monárquico.