El bicarbonato de sodio y el limón son dos compuestos que se caracterizan por las innumerables ventajas que aportan tanto a nivel gastronómico como para mejorar la salud integral; sin embargo, se debe tener cautela por el hecho de que en algunas oportunidades su uso casero puede llegar a provocar algunos efectos dañinos en determinadas personas.
Según el sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, el bicarbonato de sodio es una sustancia alcalina, que está especialmente indicada para el tratamiento de la acidez estomacal, es por ello que antes de emplearla para otros usos, se debe contar con la supervisión médica, ya que puede generar efectos secundarios.
La página web Terra destaca que existen múltiples estudios científicos que avalan las propiedades saludables del jugo de limón y el bicarbonato de sodio, pero no existen investigaciones concluyentes que demuestren los beneficios para el cuidado de la piel y de los dientes que pueden aportar la combinación de estos elementos.
¿El uso doméstico del bicarbonato de sodio con limón es bueno o malo para la salud dental?
El Portal de Salud Dental de España, Dentaly, destaca que el bicarbonato de sodio es uno de los elementos más empleados para blanquear el esmalte dental, gracias a sus diversas propiedades es recomendado por los dentistas y forma parte de los ingredientes de algunos dentífricos, pero puede resultar dañino cuando es mezclado con el limón.
El Índice de Abrasividad Dentinaria del bicarbonato de sodio es de 7 sobre 100, es decir, es un producto con un porcentaje abrasivo moderado, por tanto, en pequeñas cantidades no perjudica el bienestar de los dientes, no obstante el limón es una fruta bastante ácida que puede provocar daños definitivos en el esmalte dental.
El contenido acidó del jugo de limón puede llegar a ocasionar erosión y deterioro, en virtud que es capaz de estimular rápidamente la debilitación de la capa protectora de los dientes, a su vez también puede incrementar el poder abrasivo del bicarbonato de sodio, siendo aún más nocivo para la dentadura, las encías y la mucosa oral.
El bicarbonato de sodio es una base alcalina con un pH alto de aproximadamente de 8,3, en cambio, el limón es una sustancia ácida con un pH bajo de 2, es por ello que al combinar estas dos sustancias se origina una mezcla más neutra y desfavorable.
¿Qué pasa si se emplea el bicarbonato de sodio con limón en la piel?
Según Mejor con Salud, que es una revista sobre buenos hábitos y cuidados para la salud, el bicarbonato de sodio, junto con el jugo de limón, son sustancias comúnmente usadas como remedio casero para mejorar la piel, en virtud que se le atribuye facultades para aclarar las axilas, eliminar células muertas y para el tratamiento del acné.
La revista de salud establece que el uso del bicarbonato de sodio con el limón para mejorar la piel, no es una de las mejores alternativas caseras, por el hecho de que puede alterar los aceites presentes en la dermis, provocando así mayor irritación y resequedad, así como también modifica el pH de la tez.
La combinación ácida del limón, junto con la alcalina del bicarbonato de sodio, puede lesionar la piel, incrementando el riesgo de padecer una mayor sensibilidad al sol, presencia de brotes de grasa, acné y espinillas, aparición de manchas u oscurecimiento cutáneo, inclusive puede originar quemaduras y reacciones alérgicas.
¿Es seguro el blanqueamiento de los dientes con bicarbonato de sodio y limón?
La página informativa Mundo Deportivo, señala que tanto el bicarbonato de sodio como el limón son productos naturales, por lo que la mayoría de las personas piensan que son inofensivos y eficaces para tener una sonrisa radiante; sin embargo, esto es un mito, ya que esta combinación de compuestos puede ser peligrosa para la salud de la dentadura.
El bicarbonato de sodio es reconocido por sus propiedades limpiadoras, puesto que elimina residuos y manchas, pero una cosa en usarlo para blanquear objetos y otra muy distinta es aplicarlo para el blanqueamiento dental, puesto que puede dañar la dentina si es empleado de manera inadecuada y en grandes cantidades.
El esmalte dental no se repara, por lo que cualquier deterioro en esta capa protectora tiene carácter irreversible, por lo tanto, no resulta conveniente utilizar el bicarbonato de sodio con el jugo de limón para blanquear los dientes, ya que causa mayor sensibilidad y puede dañar la dentadura de manera permanente.
Para tener una sonrisa perfecta es importante cumplir con una buena higiene bucal, es decir, se debe cepillar los dientes 3 veces al día o después de cada comida durante 2 minutos, se debe utilizar un cepillo adecuado y dentífrico que posea flúor, se debe evitar la ingesta de azúcares y bebidas gaseosas, y se debe visitar al dentista periódicamente.
Razones por las que no se debe emplear el bicarbonato de sodio y limón para el rostro
El portal de medicina y bienestar Healthline, asegura que no es buena idea aplicarse en el rostro bicarbonato combinado con limón, porque lejos de beneficiar la piel puede generar graves daños que pueden llegar a ser permanentes o pueden provocar que la persona termine en emergencia, es por ello que entre las razones para no usarlo se encuentra
Es demasiado básico
El bicarbonato de sodio con el jugo de limón promueve la reducción de la acidez; sin embargo, una piel sana debe ser ligeramente ácida y esta combinación estimula la reducción de la barrera protectora de aceites de la piel, favoreciendo el desarrollo y acumulación de infecciones causadas por bacterias.
Sensibilidad
Algunas personas pueden resultar alérgicas al limón y al bicarbonato de sodio, siendo una situación peligrosa, ya que se pueden aplicar esta mezcla sin saber que pueden causar complicaciones de salud, como puede ser irritaciones, quemaduras, erupciones, ardor, enrojecimiento, y pérdida de la humedad.
Es demasiado exfoliante
La eliminación de las células muertas siempre es aconsejable, puesto que mejora la apariencia del rostro, pero la exfoliación no debe ser muy frecuente ni excesiva, porque puede producir un efecto contrario, por lo que se debe dejar transcurrir un tiempo entre un tratamiento y otro para que la piel pueda recuperarse totalmente.