Tras los estragos de las Navidades los bolsillos se resienten, y nos acordamos de todos los gastos: los recibos, las hipotecas, las compras… A todos nos cuesta esfuerzo subir una cuesta, pero si vas en silla de ruedas, más.
Porque además de los gastos ordinarios que todos tenemos, hay otros gastos extraordinarios que una persona con discapacidad debe realizar para mantener el mismo nivel de vida que otra sin discapacidad en las mismas circunstancias.
Si bien es cierto, que hay que tener en cuenta prestaciones económicas y/o exenciones fiscales, pero en la mayoría de los casos estas no son suficientes para compensar los gastos extraordinarios.

Por un lado las necesidades especiales generan gastos en ayudas técnicas, tratamientos, asistencia…

Por otro lado, la discapacidad también afecta a los ingresos, que suelen ser por debajo de los de las personas sin discapacidad, ya que suelen estar desempleadas o tener trabajos de menor cualificación.

Un estudio del CERMI* muestra como una familia con un miembro con discapacidad puede tener unos gastos de hasta 429€ más al mes. El estudio referido arroja los siguientes datos sobre el gasto en discapacidad:
