En 2007, Ricardo Izecson dos Santos Leite ‘Kaká’ coronaba el fútbol mundial recibiendo el Balón de Oro. Su exquisito fútbol y la consecución de la Champions League, le hicieron sobreponerse a Cristiano Ronaldo y Leo Messi, en un disputado podio por un premio que significaba mucho más que eso para un joven Kaká que sabía lo que le había costado llegar hasta ahí.
La historia de uno de los futbolistas más espectaculares que ha dado Brasil se podría resumir en la fe y las creencias. Su reconocida faceta católica cobra aún mucho más sentido cuando con tan solo 18 años estuvo a punto de quedarse en silla de ruedas debido a un tremendo accidente en una piscina. Sin duda, un auténtico milagro sobre el que todavía se siente agradecido el jugador.
En una entrevista concedida a la FIFA, Kaká relató como vivió en sus propias carnes un accidente que podía haberle costado la vida. «Tuve un accidente en una piscina a los 18 años, me pegué en la cabeza y me rompí el cuello al chocar con el fondo. En el hospital el médico me dijo: ‘¿Te sientes bien?’. Dije que sí», recordó el brasileño.
Kaká estuvo a punto de no volver a caminar
Lo que podía ser una tarde más de un grupo de amigos en una piscina pudo haberse convertido en una auténtica tragedia. Kaká, que por aquel entonces jugaba en las inferiores del Sao Paulo, recuerda como el médico le dio un choque de realidad al llegar al hospital. «Le pregunté cuándo podía jugar de nuevo y me dijo: ‘Ricardo, tómalo con calma, no hagas esa pregunta, es un día para agradecer, te pudiste quedar sin caminar‘. Me asusté y me di cuenta que fue un accidente muy peligroso», recuerda.
Kaká se fracturó la cuarta vértebra de su columna vertebral y el calvario solo acababa de comenzar para un chaval que en el año 2000 tan solo era un proyecto de futbolista. Los médicos coincidieron que fue un milagro que no haya quedado paralítico. “No fue suerte, creo que Dios me estaba protegiendo y tuvo un propósito en ese accidente. Sucedió antes de empezar la bendición de mi carrera como jugador profesional”, dijo Kaká.
Tras un largo y complicado proceso de recuperación, Kaká pudo dejar atrás la silla de ruedas y poco a poco empezó a caminar. Su enorme fuerza de voluntad y sus ganas de triunfar como futbolista hicieron que aquella fractura de cuello tan solo quedase en un tremendo susto que no pudo impedir que aquel joven adolescente se convirtiera en un auténtico icono del fútbol mundial.