El Impuesto sobre Sociedades es un tributo directo y naturaleza personal que recae sobre los beneficios obtenidos mediante sociedades y otras entidades jurídicas o personas no jurídicas que se consideren sujeto pasivo.
El carácter directo de este impuesto significa que agrava la renta según la capacidad económica del sujeto. En cambio, que sea de naturaleza personal quiere decir que este impuesto tiene en cuenta las circunstancias de cada persona a la hora de determinar el dinero que cada uno está obligado a pagar.
Asimismo, el Impuesto sobre Sociedades se sitúa como un complemento del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) dentro del sistema tributario sobre la renta. Esto hace referencia a que el IRPF grava la renta obtenida por personas físicas, por lo que el Impuesto sobre Sociedades es un tributo complementario, ya que grava la renta cuando ola tiene una persona jurídica o un ente sin personalidad jurídica que se considere sujeto pasivo.
Cuando se paga el impuesto de sociedades
El Impuesto sobre Sociedades se paga mensualmente mediante las nóminas, y al terminar el periodo se regulariza el pago mediante la declaración de la renta. Este tributo se paga mediante un porcentaje aplicado sobre los beneficios de una empresa, es decir, sobre el resultado de restar los ingresos menos los gastos que tiene dicha sociedad.
Las cantidades a pagar se rigen por los mismos criterios en toda España, aunque el porcentaje que se aplique sea menor o mayor dependiendo de las características de cada sociedad.
Como calcular el impuesto de sociedades
Según la Agencia Tributaria, el tipo general es el 25% aunque hay algunas excepciones. En este sentido, a las entidades de nueva creación, en el primer período se les aplicará un 15%. Por su parte, las cooperativas fiscalmente protegidas tendrán un 20% y las entidades sin ánimo de lucro un 10%, mientras que en el último lugar, en fondos de inversión y fondos activos bancarios aplicarán un 1%.