Una herencia es el conjunto de bienes y el patrimonio que una persona tiene en vida, y que traspasa a los herederos legales en un testamento cuando fallece. La importancia de incluir todos los activos importantes es esencial, para que nuestro legado se reparta de forma equitativa. Aquí entran en juego los bienes inmuebles, la parte más significativa de una herencia que debe valorarse y distribuirse en función del inventario.
Si hablamos de una herencia, un bien inmueble se refiere a cualquier propiedad que posea un valor tangible y esté ligada a un terreno. Este conjunto de bienes se componen habitualmente de casas, apartamentos, terrenos, locales comerciales, edificios y cualquier otra construcción permanente.
Es muy importante que se realice un inventario de todos estos activos y se incluyan en el testamento. Ya que al fallecer una persona, todos ellos pasan a ser propiedad de los herederos. Y la parte que tocará a cada uno de ellos durante el proceso sucesorio, dependerá de los deseos del testador, así como de lo que dictamine la ley.
Inventario de los activos inmuebles de una herencia
Como hemos apuntado anteriormente, una de las cosas más importantes a tener en cuenta antes de repartir los bienes inmuebles, es realizar un inventario. El cual ayude a identificar y catalogar todos los bienes inmuebles incluidos en la herencia. Además, también permitirá que ninguno de ellos se quede fuera de la repartición.
Para realizar una distribución equitativa de la herencia, es esencial que se realice el inventario de los activos inmuebles que forman parte del testamento de la persona fallecida. El inventario proporciona una visión clara del valor de los bienes inmuebles heredados.
Esto hará que se cumplan todos los procedimientos legales durante este trámite, y se consigan repartir entre los herederos según dicta la ley. Este proceso incluye el pago de impuestos sobre sucesiones y donaciones, así como cualquier otro requisito legal específico de la jurisdicción en la que se encuentren los bienes.
¿Las deudas se heredan?
Una pregunta muy común a la hora de gestionar el proceso hereditario en un testamento es: ¿Qué ocurre con las deudas de la persona fallecida?. Lo cierto es que sí. Por lo tanto, lo primero que debemos hacer a la hora de aceptar una herencia es saber si esta cuenta con deudas que puedan empeorar nuestra situación económica en lugar de mejorarla.
Por ejemplo, si la persona fallecida tenía activos inmobiliarios sin pagar que supongan deudas con el fisco o con cualquier empresa privada, estas pasarán a ser propiedad de los herederos. En España, las herencias y los bienes inmuebles están regulados por el Código Civil y pueden haber diferencias entre las distintas comunidades autónomas. Por lo que te recomendamos que pidas asesoramiento fiscal para proceder de forma legal durante todo el proceso.
Si la persona fallecida dejó por escrito un testamento válido, la repartición de los bienes inmuebles (así como todo el patrimonio), se hará siguiendo los deseos del testador. La distribución de estos activos no puede alterarse en función de los deseos de los herederos.
Valor real de los bienes inmuebles en la herencia
El valor real de los bienes inmuebles de una herencia, debe calcularse siguiendo el importe del impuesto de sucesiones y donaciones regulado por la Ley 29/1987 de 18 de diciembre. Esto es muy importante si hay activos inmuebles a repartir entre los herederos. Ya que evitará conflictos familiares y aceptar herencias que no suponen un beneficio para nosotros.
La forma de determinar la valoración piso inmueble en herencia se realiza en base a 3 puntos: su valor catastral; el valor de adquisición siguiendo el valor que le sea otorgado por Hacienda; el valor fiscal.
En conclusión, la mejor forma de repartir los bienes inmuebles es realizando un testamento válido que nos permita gestionar de forma legal todo el proceso. Así podremos realizar una repartición equitativa, sabiendo en todo momento el valor real de los inmuebles.