Un plato de jamón ibérico puede ser la mejor carta de presentación que tenga España para el turismo internacional. Hablamos de un bocado inigualable, el del sabor del mejor jamón ibérico, por más que podamos incurrir en el casi delito que supone llamar ibérico al jamón serrano y viceversa. O conocer el jamón duroc. Hay muchas connotaciones realmente que nos permitirán discernir estos dos embutidos que llevan el mismo nombre pero jamás el mismo apellido. Aquí vamos a destacar uno en concreto porque en temas de alimentación, siempre conviene ir lo suficientemente informados para evitar que nos ofrezcan otro producto que no es el que pedimos.
Son rojos, o colorados, y tienen grasas, y se diferencian claramente de un tono más intenso que del color claro que maneja el jamón cocido, pero tanto el jamón serrano como el jamón ibérico también cuentan con grandes desigualdades que siempre hay que tener muy en cuenta. Todas esas diferencias radican desde el origen del propio jamón, hasta el sabor o incluso la apariencia, si nos fijamos bien. Porque hay expertos jamoneros que son capaces de con tan sólo ver una pieza, saber realmente si hablamos de jamón ibérico o jamón serrano. Probablemente cuando te demos más detalles seas capaz de hacerlo tú también.
¿Cuál es la diferencia básica entre el jamón ibérico y el jamón serrano?
Como te decíamos, en el origen está el gran secreto de los jamones que hoy comparamos. Y es que existen 2 cerdos con los que se hace el jamón curado: el ibérico puro de tierras españolas, con el que se hace jamón ibérico; y el cerdo blanco que se introdujo en España hace tiempo y que proviene del norte de Europa.
De ese cerdo se saca el conocido jamón serrano. Otra desemejanza queda en que el cerdo ibérico suele sacrificarse cuando llega a los 12 ó 14 meses de edad, mientras que el blanco dura apenas 5 meses antes de que pase a ser consumido.
¿Cómo identifico si un jamón es ibérico o serrano con tan sólo un vistazo?
El etiquetado nos va a dar toda la información necesaria en relación a saber si un jamón es ibérico o serrano, de forma que dentro de los ibéricos hay distintos niveles en función de cómo se hayan criado los cerdos, ya sea de bellota o no, y toda la alimentación que han tenido en las dehesas o en el campo libre.
Si por lo que sea no hubiese etiqueta a la vista porque el jamón ya se ha empezado a cortar, podemos atisbar cómo el brillo del propio jamón es muy diferente cuando vemos el ibérico y el serrano. El jamón ibérico, al ser claramente de mayor calidad, tiene una presentación jugosa con un rojo intenso, mientras que es más claro ese tono en el caso del jamón serrano.