Un nuevo estudio ha alertado de un gen que aumenta el riesgo de tener Alzheimer. Un gran avance de la neurología. Y es que la rara mutación en la proteína fosfolipasa D3 (PLD3) interfiere con la función vital de reciclaje de PLD3 dentro de las neuronas. Esta proteína ya fue asociada anteriormente con la enfermedad de Alzheimer.
Ahora ha sido la investigación realizada por Matthew Schrag, del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, en Estados Unidos; y sus colegas los que informan de nuevos hallazgos en un artículo publicado en la revista ‘PLOS Genetics’.
Alrededor del 1% de las personas con enfermedad de Alzheimer son portadoras de una mutación específica en su gen PLD3. Sin embargo, la cuestión de si esta mutación conduce o no a la enfermedad de Alzheimer ha seguido siendo controvertida. Sobre todo debido a la rareza de la enfermedad. Además, hay que sumarle que la función de la proteína era desconocida hasta ahora.
En el nuevo estudio, el equipo de Schrag profundizó en la función de este gen y su relación con la enfermedad. Los investigadores descubrieron que la PLD3 se localiza en los lisosomas del interior de las neuronas. Los lisosomas son sacos altamente ácidos de enzimas que actúan como sistema de reciclaje de la célula.
La mutación de PLD3, asociada a mayor riesgo de desarrollar Alzheimer
La PLD3 produce un componente importante de la membrana de estos orgánulos ácidos, y esta función se pierde en la forma mutante. En los cerebros de las personas con la enfermedad de Alzheimer, la PLD3 se encontraba cerca de las acumulaciones de proteínas tóxicas llamadas placas beta-amiloides.
Además, las personas con altos niveles de PLD3 tenían menos placas beta-amiloides y menos deterioro cognitivo, lo que sugiere que la PLD3 normal ayuda a proteger contra la enfermedad.
En conjunto, estos descubrimientos establecen que la mutación de PLD3 sitúa a una persona en mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, muy probablemente por la alteración de su función en el lisosoma.
Los investigadores proponen que los estudios futuros se centren en investigar si potenciar la PLD3 puede tener un efecto protector que reduzca los efectos de la enfermedad. En última instancia, estos descubrimientos podrían dar lugar a nuevas dianas farmacológicas para las terapias de la enfermedad de Alzheimer y mejorar nuestra comprensión del papel del lisosoma en esta enfermedad tan común y gravosa.