El Impuesto sobre la Renta de Personas Físicas (IRPF) es uno de los apartados más importantes para un empleado a la hora de recibir su salario mensual. De hecho, la retención de este tributo se aplica tanto sobre los rendimientos derivados de la jornada laboral como los de actividades económicas y los del capital mobiliario e inmobiliario.
El IRPF, por su parte, se define también como un impuesto progresivo, es decir, incrementa cuantas más altas sean las nóminas que recibe una persona y, por ende, se paga un mayor porcentaje de retención a la Agencia Tributaria. Además, se pueden aplicar diferentes reducciones y deducciones, por lo que cantidad exacta que cada persona debe pagar se determina en la declaración de la renta.
¿Qué IRPF me corresponde?
Para calcular el IRPF de la nómina de un trabajador se han de tener en cuenta una serie de factores, que pueden variar sensiblemente el porcentaje de retención de este impuesto sobre los ingresos de una persona. Por ello, las condiciones para conocer qué IRPF corresponde a cada contribuyente son las siguientes:
- Sueldo bruto anual.
- Tipo de contrato.
- Lugar de residencia.
- Situación personal y familiar, de la que el trabajador informa cada año o cuando haya una modificación en sus circunstancias a través del modelo 145.
- Grado de discapacidad.
También, para saber qué tipo de IRPF corresponde a cada persona, se ha de establecer el denomiado tipo impositivo. Este coeficiente se define como el porcentaje que se aplica a la base liquidable para obtener la cuota de impuesto que hay que pagar. El tipo impositivo se encuentra amparado por el principio constitucional de reserva de ley tributaria y varía por tramos, según el salario bruto mensual.
- Hasta 12.450 €, el tipo impositivo es de 19%.
- De 12.450 € a 20.200 €, el tipo impositivo es de 24%.
- De 20.200 € a 35.200 €, el tipo impositivo es de 30%.
- De 35.200 € a 60.000 €, el tipo impositivo es de 37%.
- De 60.000 € a 300.000 €, el tipo impositivo es de 45%.
- Más de 300.000 €, el tipo impositivo es de 47%.
Campaña de IRPF
De esta manera, es importante conocer que el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas se abona a la Agencia Tributaria una vez al año, durante la campaña de la renta, que suele coincidir entre abril y junio. En estas fechas se hace la declaración de la renta del ejercicio anterior.
Sin embargo, también existe la opción de ir adelantando los pagos de parte del IRPF mediante retenciones en la nómina mensual, una medida muy demandada por una inmensa mayoría de contribuyentes que actúan como empleados contratados. Esta retención, en el caso de los trabajadores autónomos, se produce mediante declaraciones trimestrales a la Agencia Tributaria.
Finalmente, si las retenciones anuales han otorgado un valor inferior a lo que corresponde pagar por IRPF, la declaración de la renta, en este caso, saldrá a pagar; en cambio, por el contrario, cuando las retenciones han sido más altas de lo que correspondería, la declaración saldrá a devolver, lo que supone una pequeña alegría para el contribuyente en cuestión.