La figura de Frida Kahlo se ha ido mitificando a lo largo de los años. Sus obras y su forma de entender al vida, la han convertido en una auténtico icono de la lucha feminista. Sin embargo, pocas son las personas que conocen la dura historia que le tocó vivir y como esto influyó notablemente en el desarrollo de sus obras. Durante toda su vida, Kahlo tuvo que luchar contra la espina bífida, una terrible enfermedad crónica que la marcó para siempre.
La historia de una de las mujeres más reconocidas de la historia, no está marcada por la felicidad y el éxito, más bien todo lo contrario. Su sufrimiento y dolor han coloreado todos y cada uno de sus cuadros, los cuales no hacían más que plasmar una dura realidad en la que se encontraba inmersa la artista.
Analizando sus obras de arte, podemos comenzar a entender la complicada relación que tuvo con su cuerpo y como todos esos dolores hicieron despegar su faceta artística. La espina bífida la tuvo postrada en la cama incontables horas. No había manera de controlar el insoportable dolor que puede llegar a producir esta enfermedad que afecta el desarrollo de la columna vertebral. Esta fue su primera dolencia de las muchas que le surgirían y que se fue agravando con el tiempo y las complicaciones que tuvo.
Esta lista de desdichas comienza cuando solo tenía 6 años y fue diagnosticada de poliomielitis. Esta enfermedad provocó que su pierna derecha fuese más delgada que la izquierda, por lo que los problemas crónicos de dolor y los complejos que le dio la enfermedad la acompañaron durante toda su vida.
Un accidente que marcó la vida de Frida Kahlo para siempre
Pese a que tuvo una infancia complicada y llena de dolores, el suceso que marcó la vida de Frida Kahlo llegó un trágico 17 de septiembre de 1925. Cuando tan solo tenía 18 años, Frida y su novio volvían a casa desde la escuela, cuando el autobús en el que viajaban choco contra un tranvía y tuvieron un fatídico accidente.
En el accidente, varias personas perdieron la vida y la artista sufrió heridas casi fatales a causa de una barandilla de hierro que la atravesó por la pelvis y le fracturó el hueso. Además, también sufrió fracturas en varias costillas, piernas y clavícula.
A sus ya constantes dolores producidos por la espina bífida, se le sumó el desplazamiento de tres vértebras de su columna, lo que la obligó a estar postrada en su cama durante más de tres meses. Fue entonces cuando el sueño de Frida de convertirse en médico desapareció. Sin embargo, apareció en su camino una nueva pasión que marcaría un antes y un después en su vida: la pintura.
En una constante introspectiva con sigo misma, Frida Kahlo dijo que el accidente y su periodo de recuperación provocaron que quisiera pintar las cosas tal y como las veía con sus propios ojos. Muchas de estas pinturas, que pasaron sin pena ni gloria durante los años que vivía, se convirtieron en auténticas joyas en los años 80, momento en el que su figura comenzó a popularizarse.
Durante los años posteriores al accidente, la espina bífida y sus lesiones la hicieron pasar por 32 cirugías, de las cuales algunas fueron desastrosas. Además, el accidente y las operaciones tuvieron un gran impacto en su fertilidad, padeciendo numerosos abortos a lo largo de su vida.
La pintura como válvula de escape
Con los años, el dolor se convirtió aparte de crónico, en insoportable. La artista recurrió a una combinación de fuertes medicamentos recetados, además de medicamentos no recetados y alcohol. Sin embargo, este sufrimiento no se plasmaba solo físicamente, sino que también lo sentía en su cabeza. Por ello, la pintura supuso una válvula de salvación para Frida, que comenzó a crear cuadros marcados por el dolor y las experiencias relacionadas con todos estos traumas de su vida.
Como resultado de la espina bífida que sufría y sus secuelas, la artista mexicana exploró aún más allá las ideas del feminismo y la feminidad. Así, desarrollo su propia filosofía personal desde una perspectiva totalmente diferente a lo establecido en aquella época. Con su dolor, Frida Kahlo se ha convertido con el paso de los años en un auténtico referente, no solo por sus obras, sino por todo lo que ha aportado en su lucha por un mundo más igualitario.
¿Qué es la espina bífida?
La Espina Bífida es una malformación congénita (llamada comúnmente defecto congénito) por la cual la columna vertebral no se desarrolla normalmente en las primeras semanas del embarazo. Ello provoca daños permanentes en la médula espinal y el sistema nervioso del bebé y puede dar lugar a parálisis de los miembros inferiores o problemas funcionales del intestino y la vejiga, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En la mayoría de los casos, la espina bífida se diagnostica antes del nacimiento. Sin embargo, algunos casos leves pueden pasar desapercibidos hasta después del nacimiento. Los casos muy leves, donde no hay síntomas, pueden no detectarse nunca.
Todavía se desconoce el origen y las causas de la espina bífida, pero muchos científicos coinciden en que puede ser el resultado de una combinación de factores de riesgo genéticos y ambientales, como antecedentes familiares de defectos del tubo neural y deficiencia de folato.