Fam Trip inclusivo por el Palatinado – Sur de Alemania – Día 1

Fran Zuasti, Fran Garrido, Nuria, Oldo e Izaskun

Es la primera vez que participamos en un Fam Trip inclusivo y nos entusiasmaba la idea de experimentar cada rincón de los lugares que nos enseñarían y sobre todo compartirlo con todos vosotros. Nos encanta viajar y nos fascina compartirlo con aquellas personas que puedan servirle para garantizar una experiencia accesible.

Gracias al Turismo de Alemania que fomenta el turismo accesible de manera rigurosa y también a los amigos de Equalitas Vitae por contar con nosotros en esta aventura junto a mi queridísima amiga Nuria de Sixsense, que la pude conocer en un congreso internacional de Turismo Accesible en Madrid, Madrid4All.

Cuando Izas, responsable de Equalitas Vitae, me comenta el Fam Trip y su destino, no dude en aceptarlo por lo diferente que era en cuanto a los destinos que suelo elegir. Es cierto que cuando organizamos un viaje, siempre lo hacemos a ciudades o poblaciones con un nombre ya conocido, pero en esta ocasión el Palatinado sonaba por primera vez y jamás hubiéramos pensado hacer un viaje a un lugar que no se «vende» en las agencias de viajes, pero que ya no lo cambio por otros de mis viajes a ciudades destacadas, ¡nos encantó!.

Así que nos fuimos a conocer la Alemania Sur y la ruta por el Palatinado con sus viñas y bodegas.

El viaje

Salimos el lunes 3 de septiembre con vuelo directo de Jerez a Frankfurt. Un vuelo de unas 3 horas de duración. Allí, me esperaban ya mis otros compañeros de viajes, Nuria, Oldo, Fran e Izaskun.

 

Fam Trip inclusivo por el Palatinado - Sur de Alemania - Día 1

Nuria es una persona ciega, que iba acompañada de su inseparable «Oldo», un perro guía labrador que ayuda a Nuria en sus itinerarios y qué haceres del día a día.

Fran, parapléjico, es el responsable junto a Izas de Equalitas Vitae, una consultoría de turismo accesible. Y mi mujer, tuve la fortuna de poder compartir esta bonita experiencia con ella.

Fran Zuasti, Fran Garrido, Nuria, Oldo e Izaskun

Un taxi adaptado nos llevó a Sanct Martin, un pueblo de unos 1.800 habitantes a unos 100 kilómetros de Frankfurt. Durante el traslado, Fran y yo fuimos en la zona trasera del taxi con unos anclajes que nos aportaba la seguridad que necesitamos para realizar viajes largos.

Durante el camino, pudimos comprobar las centenares de hectáreas con cultivos de viñas. Un producto que industrializa toda la zona del Palatinado y lo llevan como estilo de vida.

Al llegar a Sanct Martin, nos esperaban 3 personas que nos acomodarían en el Hotel Consulat des Weins. Un hotel que está dividido en 2 y que la parte nueva, que es donde nos ubicamos, tiene 4 habitaciones adaptadas, aunque la mía, más que habitación, parecía un piso de lo enorme que era. Un salón con cocina, baño grande y una enorme habitación que no le faltaba ningún detalle en materia de accesibilidad.

La habitación

Tras descansar 2 horas, con un aperitivo que nos dejaron en la habitación, nos fuimos a presentarnos a parte del equipo que nos guiarían por el pueblo, dándonos a conocer parte de sus vinos y la elaboración de ellos.

Catas

En la primera cata en el propio hotel Consulat des Weins, pude captar rapidamente el tipo de vino que se hace allí, todo con burbujas. Yo siendo de Jerez, se estila mucho otros tipos de vinos y eso era parte de lo que me motivaba dicho viaje, conocer otros vinos y otras elaboraciones.

Nos llevaron a conocer una vinoteca dentro del pueblo de Sanct Martin, que estaba en el interior del Vinotel Weingut Schreieck. Allí se estila mucho la existencia de vinotecas en los hoteles y propias bodegas. La construcción antigua alemana, con estilos modernos de las vinotecas hacía un contraste precioso. Allí nos explicaron la extensa variedad de vinos que tienen con tan poca producción.

Tras el maridaje con tapas típicas de la zona, dimos una pequeña vuelta al pueblo de Sanct Martin buscando el lugar donde cenaríamos.

 

La cena

El Hotel-restaurante ST Martiner Castell es un antiguo castillo convertido en un hotel y restaurante, respetando su construcción en piedra y madera, ofreciendo un lugar encantador y una deliciosa comida típica de la zona. Nos impresionó la forma en la que los alemanes comparten los platos. En España, cuando pedimos para compartir, lo ponemos al centro y cada uno aparta en su plato, pues allí no. Allí se piden los platos a compartir y lo que hacen es comer como si fuera su plato e ir rotándolo cuando se «comen» la ración a compartir.

Os seguimos contando nuestro Fam Trip en el siguiente artículo. Lugares y anécdotas para no perdérselos.

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