El cáncer de piel es uno de los cánceres más comunes y que más preocupa a la sociedad en general. Por ello, un estudio ha logrado estimar su aparición mucho antes de la detección de lunares sospechosos. Según la Universidad de California San Francisco (UCSF), los melanomas podrían detectarse mediante mutaciones del ADN en células cutáneas individuales.
El daño de la piel causado por el sol se acumula con el tiempo, pero a menudo no es obvio a la vista. Sin embargo, el ADN dentro de las células de la piel también acumula daños durante años de exposición a los rayos ultravioleta del sol, y este daño se puede medir.
Los métodos genómicos utilizados para sondear el daño cutáneo en el nuevo estudio podrían desarrollarse para estimar el riesgo de melanoma inicial para las personas de la población general y para hacer recomendaciones sobre la frecuencia con la que un dermatólogo debe realizar pruebas de detección de cáncer a una persona, según el autor principal A. Hunter Shain, profesor asistente en el Departamento de Dermatología de la UCSF.
«Resulta que una multitud de células individuales en la llamada piel normal están plagadas de mutaciones asociadas con el melanoma. Estos son el resultado de la exposición al sol –explica Shain, miembro del Centro de Cáncer Integral de la Familia Helen Diller de la UCSF–. El melanoma es un criterio de valoración que se observa con mayor frecuencia solo después de décadas de daño mutacional. Sin embargo, algunas personas tienen un riesgo mayor que otras. Con las técnicas que hemos desarrollado, quienes tienen la mayor cantidad de mutaciones acumuladas pueden ser monitoreados más de cerca y pueden optar por proteger mejor ellos mismos de la exposición al sol».
El melanoma se producen debido al daño solar
El melanoma surge en un tipo de célula de la piel llamada melanocito, que producen el pigmento melanina, que ayuda a proteger la piel del sol. Pero los melanocitos presentan el mayor riesgo cuando el daño del ADN hace que crezcan sin control.
Según la Sociedad Estadounidense del Cáncer, las tasas de melanoma están aumentando. En 2020, aproximadamente 100.000 personas en los Estados Unidos serán diagnosticadas con melanoma y aproximadamente 6.850 morirán. El riesgo de por vida de melanoma es de aproximadamente 1 de cada 38 para los blancos, 1 de cada 1000 para los negros y 1 de cada 167 para los hispanos. Se puede extirpar quirúrgicamente cuando se detecta temprano, pero es difícil de tratar una vez que se disemina.
En el estudio los investigadores secuenciaron el ADN de los melanocitos en muestras de piel, una célula a la vez, para contar las mutaciones, con énfasis en un puñado de mutaciones que son los principales impulsores de la aparición y el crecimiento del melanoma.
Las muestras procedían de seis personas, dos supervivientes de melanoma y cuatro cadáveres de personas que nunca habían padecido melanoma. Todos eran blancos. Los investigadores analizaron el ADN de un total de 133 melanocitos de la espalda, la cabeza, las piernas, los hombros, las nalgas y los pies.
Exámenes de detección en personas con muchos lunares
Los melanocitos de la piel normal cerca del melanoma en los ex pacientes con cáncer tenían sorprendentemente más mutaciones, incluidas mutaciones asociadas al melanoma, que la piel de los mismos sitios en personas que nunca habían tenido melanoma, hallaron los investigadores.
Las personas con muchos lunares aún deben someterse a exámenes de detección, apunta Shain. Pese a ello, solo el 30 por ciento de los melanomas surgen de lunares preexistentes.
«Los melanomas realmente pueden aparecer de la nada –destaca Shain–. Descubrimos en este trabajo que la piel normal contiene numerosos melanocitos que ya exhiben algunas de las mutaciones asociadas con el cáncer. Esencialmente, encontramos los precursores del 70 por ciento de los melanomas que no surgen de lunares preexistentes».
Aunque una mayor exposición al sol conduce a un mayor riesgo, la relación es compleja, dijo Shain, y se relaciona con el tono de la piel, la capacidad inherente de reparación del ADN y otros factores. Las quemaduras solares infantiles pueden representar un riesgo mayor que las exposiciones ocupacionales durante la edad adulta, como trabajar al aire libre.
«La medición de mutaciones puede ser una buena forma de medir el efecto neto de todas estas variables sobre el riesgo de melanoma», señala Shain.
El melanoma aparece en las zonas más expuestas al sol
Curiosamente, el melanoma se presenta con más frecuencia en áreas de la piel expuestas al sol de manera intermitente; como la espalda o los muslos, en comparación con las áreas de exposición crónica, como la cara. De acuerdo con este patrón, el equipo de investigación de Shain encontró más mutaciones en los melanocitos de la espalda y las extremidades que en la piel de la cabeza y el cuello.
Los análisis unicelulares realizados en el estudio permitieron centrarse en los melanocitos relativamente escasos de la piel. Así como, la identificación de células con mutaciones precancerosas, dijo Shain, pero lograr este objetivo requería una nueva combinación de enfoques tecnológicos.
Debido a que hay muy poco ADN en una sola célula en comparación con una muestra biológica típica que contiene una multitud de células, el ADN debe amplificarse para obtener cantidades suficientes.
Las enzimas utilizadas para amplificar el ADN introducen errores. Sin emabrgo, el equipo de Shain utilizó métodos de laboratorio adicionales para distinguir mejor los errores de amplificación de las mutaciones verdaderas y desarrolló algoritmos informáticos para mejorar aún más la precisión del análisis.
«Anticipamos que una versión optimizada y automatizada de estos métodos algún día estará ampliamente disponible para medir el riesgo de melanoma y podría servir como base para las recomendaciones de detección del cáncer de piel», resalta Shain.