La incapacidad permanente es una situación contemplada por la Seguridad Social para cubrir a aquellas personas que han perdido su capacidad para seguir desarrollando su actividad profesional habitual. Esto puede ser a causa de una enfermedad o consecuencia de un accidente, sea esto derivado de la labor profesional o de fuera de ella. El grado de incapacidad, será el que determinará si una persona puede seguir trabajando en su puesto habitual, si no puede hacerlo pero puede desarrollar otras labores, o si no puede desempeñar ninguna actividad.
Es por ello, que la misión de la Seguridad Social al conceder una incapacidad permanente total, es cubrir económicamente a la persona que se ha quedado sin la opción de trabajar para conseguir un salario. Es por ello, que el acceso a esta prestación cuenta con unos trámites, que a veces se antojan gravosos para el doliente. Y es que el fin de la administración con estos, es cerciorarse de que la pensión, llega a quien realmente lo necesita. Esta es la importancia de que una de las partes del proceso se lleve a cabo por parte de un tribunal médico.
Preguntas trampa tras la incapacidad permanente total
Para que la Seguridad Social le conceda a un trabajador la incapacidad permanente total, debe superar una serie de preguntas que lleva a cabo el Equipo de Valoración de Incapacidades (EVI). El objetivo de estas es asegurarse de que el trabajador, alcanza el grado total de incapacidad permanente total. Sin embargo, son muchas las personas que en ocasiones se sienten como juzgadas al tener que enfrentarse a este ‘examen’. Pero, ¿Qué tipo de preguntas trampa se llevan a cabo?
Las preguntas suelen encerrar conocer los aspectos más relevantes en cuanto a la dolencia del futuro beneficiario. Sin embargo, en la mayoría de los casos no solo giran en torno a la capacidad o no del aspirante, a seguir desarrollando una actividad profesional. En ocasiones, la temática se enfoca más a la vida personal. No obstante, el objetivo no es incomodar al trabajador, sino para asegurarse de que el dinero de la pensión, va destinado a quien realmente lo necesita. En este sentido, algunas de las preguntas consideradas ‘trampa’, pueden ser:
- ¿Vienes solo o acompañado?
- ¿Qué actividades llevas a cabo en tu día a día?
- ¿Cómo te sientes a día de hoy?
- ¿Por qué crees que necesitas una incapacidad permanente?
- ¿Has mejorado de tu enfermedad o lesión durante el tiempo de baja médica?
- ¿Cómo te afectan los síntomas o secuelas a nivel físico como anímico?
Preguntas en relación al trabajo
Aunque se puedan considerar trampa, las preguntas anteriores se realizan para conocer las sensaciones del doliente y el grado de autonomía, de tal forma, que se determine el grado de incapacidad permanente. Sin embargo, otro bloque arraigado a esta serie de preguntas, gira en torno al trabajo. Pues es fundamental, conocer este ámbito para saber si el beneficiario podrá seguir desarrollando su labor. En este sentido, se hacen preguntas como:
- ¿Cuál es tu puesto de trabajo habitual?
- ¿Qué tipo de tareas solías realizar en tu puesto de trabajo?
- ¿Podrías indicar cuáles son las dificultades que encuentras a la hora de realizar tu trabajo?
- ¿Por qué crees que necesitas una incapacidad permanente?
Cabe recordar, que para acceder a una pensión por incapacidad permanente, debe solicitarlo el propio trabajador, o puede solicitarse de oficio por la Seguridad Social o el Instituto Social de la Marina (ISM). Además, debe contarse con que el tiempo de espera para obtener una respuesta es de 135 días como máximo. No obstante, habitualmente se resuelve en menos tiempo.