Un testamento es un documento oficial en el que se recogen las últimas voluntades de una persona. En la actualidad, el testador tiene la posibilidad de establecer una organización sobre la repartición de sus bienes y patrimonio tras su fallecimiento, dentro de los límites legales. Así, es interesante recordar las curiosas últimas voluntades que estableció la Reina Isabel la Católica en el año 1504.
Como es de esperar, un testamento de 1504 poco se parece a los actuales testamentos que se suscriben en la actualidad en España. No obstante, comparten ciertas similitudes. En pleno 2022, la redacción de cualquier testamento ante notario debe seguir unas pautas concretas y basarse en lo que determina el Código Civil español con respecto a los herederos forzosos.
Con todo ello, resulta interesante conocer las últimas voluntades de la Reina Isabel la Católica, allá por el año 1504. Hay que tener en cuenta que el testamento de una Reina o Rey hace 500 años tenía una importancia capital para el reino y también para sus allegados. Esto es algo que realmente se sigue manteniendo en la actualidad, tal y como se ha podido comprobar tras el fallecimiento de la Reina Isabel II de Inglaterra.
Testamento de Isabel la Católica
Aún se guardan documentos que recogen el testamento de Isabel la Católica, por lo que es posible conocer el curioso contenido del mismo. Se conoce que la Reina Isabel dictó su testamento a Gaspar de Grizio, notario público y secretario personal, en su lecho de muerte, el 12 de octubre de 1504. Como se recoge en este escrito, hallándose «enferma de mi cuerpo de la enfermedad que Dios me quiso dar, e sana e libre de mi entendimiento».
Incluso existe un cuadro pintado por Eduardo Rosales Gallinas que recrea el momento en el que la Reina Isabel la Católica dicta su testamento en su lecho de muerte. Dicha obra, con gran reconocimiento, se titula: «Doña Isabel la Católica dictando su testamento».
El testamento de Isabel la Católica constituye una joya de la historia hispánica, por lo grandioso de su contenido. Estableció una forma de comprender cómo gobernar e incluso una manera de gobernar. Junto a su marido, el Rey Fernando de Aragón, logró reconstituir una Castilla devastada por las continuas guerras e incluso unir a dos grandes reinos.
Si bien, el documento de testamento de la Reina Isabel la Católica es extenso, es preciso destacar un fragmento clave. La Reina Isabel declaró como heredera universal de todos sus reinos y bienes a su hija, la princesa Juana I de Castilla, archiduquesa de Austria y duquesa Borgoña. Además, manda a que si la princesa se encuentra ausente de sus reinos o no puede gobernarlos, su padre (Rey Fernando) se encargue; hasta que su nieto, el infante Carlos, cumpla 20 años y pueda gobernar los reinos.
Entre algunos de los más de 30 puntos de su testamento, Isabel la Católica expone que «También mando que se vistan doscientos pobres para que sean especiales rogadores por mi alma. Y también mando que en el año de mi fallecimiento sean redimidos doscientos cautivos necesitados, que estén en manos de infieles…».