El trabajo de ama de casa es, probablemente, uno de los más enriquecedores y, a la vez, infravalorados del estamento laboral. El hecho de servir a tu (o a una) familia que viven, en un alto porcentaje, gracias a la labor de una persona es un hecho que se ha de valorar como se merece. Por ello, cuando este colectivo llega a la edad de jubilación, tiene derecho a solicitar su pensión para comenzar a disfrutar y a vivir una vida que, hasta la fecha, no lo habrán podido hacer como les hubiese gustado.
Para que las amas de casa pueda acceder a su pensión, han de tener en la Seguridad Social unos requisitos mínimos en forma de años cotizados. Si no es el caso, podrán optar por una pensión no contributivas, que se definen como prestaciones económicas que se otorgan a personas que no han cotizado lo suficiente a la Seguridad Social o que no cumplen los requisitos para recibir una pensión contributiva.
Estas pensiones, por su parte, son financiadas por el Estado y su objetivo es garantizar un ingreso mínimo a aquellas personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad. De hecho, en 2024, la prestación tiene una cuantía anual de 7.250,60 euros repartidos en 14 pagas, lo que equivale a 517,90 euros al mes. El trabajo de ama de casa, por tanto, es uno de los sectores donde más produce esta situación. Igualmente, este trabajo siempre se ha asociado tradicionalmente al desempeño de mujeres, pero es cierto que en la actualidad se está logrando una equiparación respecto a los hombres que realizan estas tareas domésticas.
Pensión no contributiva para amas de casa
Las pensiones no contributivas son unas prestaciones económicas que, aunque dependen de la Seguridad Social, están realmente gestionadas por el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso). Además, se deduce que esta prestación no es un derecho automático, sino que es indispensable cumplir ciertos requisitos y trámites para poder acceder a ella. En términos generales, se requiere una evaluación de la situación económica y personal del solicitante para determinar si cumple o no con loas condiciones establecidos por la ley.
De este modo, se antoja como una labor social importante el hecho de valorar y reconocer el trabajo que las personas que trabajan como amas de casa realizan, influyendo notablemente en el bienestar y funcionamiento de la familia y del hogar. Sin embargo, una vez que llegan a la edad ordinaria de jubilación, se ven sin derecho a percibir una pensión. Precisamente, para este tipo de escenarios laborales se idearon las pensiones no contributivas, a las que muchas amas de casa sí tienen derecho.
Por tanto, para que una persona cuyo desempeño laboral sea ama de casa tenga derecho a recibir una pensión no contributiva. es indispensable que haya llegado a la edad de jubilación, es decir que supere los 65 años, además de haber mantenido residencia en España en los últimos años, entre otras condiciones administrativas.
- Residir en España durante al menos diez años y que dos de ellos sean los últimos antes de solicitar la prestación
- Obtener rentas o ingresos inferiores a los 7.250,60 euros al año en caso de vivir sola
- Si pertenece a una unidad familiar, las rentas o ingresos deben ser inferiores a los 12.326,02 euros anuales si convive con otra persona; 17.401,44 euros al año, si convive con dos; y 21.032,08 euros anuales, si vive con tres o más personas
- Si el núcleo familiar que incluye alguno de su padres o hijos, las cantidades varían: 28.834,30 euros al año si son dos los convivientes (ella incluida), 40.707,25 euros si son tres, o 52.580,20 si son cuatro o más los convivientes.