El final de año simboliza el cierre de un capítulo y el inicio de una nueva etapa. Un momento que brinda la oportunidad de hacer balance para plantearse metas y desafíos de cara al próximo ejercicio. En este contexto, el Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco, con el apoyo de Smurfit Westrock, ha encuestado a 310 personas con diferentes discapacidades, con el objetivo de darles voz y conocer sus deseos, reivindicaciones y expectativas, especialmente en lo que respecta al ámbito laboral. A partir de esta encuesta se ha realizado el 5º informe Discapacidad y expectativas para el nuevo año, del que se desprende una clara conclusión: la vivienda y el empleo son las principales reclamaciones de las personas con discapacidad para el año 2025.
A continuación vamos a profundizar sobre estos dos grandes deseos para las personas con discapacidad de cara a 2025.
Contexto: más personas con empleo y mucho por hacer para llegar a la inclusión real
En los últimos años, la contratación de personas con discapacidad ha experimentado un ascenso constante. Tanto es así, que cuatro décadas después de la aprobación de la entonces Ley de Integración Social del Minusválido- Ley General de los Derechos de las Personas con Discapacidad-, su inclusión laboral se encuentra en el mejor momento. Así se desprende del informe del INE (datos 2022), que arroja una cifra récord de personas con discapacidad ocupadas: un total de 538.717 tiene empleo. Se trata del mayor valor de la última década: en 2013 el número de ocupados con discapacidad se situó en 346.600, habiendo crecido un 55% desde entonces.
A pesar de este récord, los retos por delante siguen siendo mayúsculos. En primer lugar, la mayoría de los nuevos contratos siguen suscribiéndose en el ámbito protegido (Centros Especiales de Empleo), una modalidad laboral muy necesaria, pero cuya naturaleza es ser trampolín a la empresa ordinaria y no una medida finalista, como tiende a suceder en la realidad. En concreto, un 72,9% de los trabajadores con discapacidad son contratados en el ámbito protegido y tan solo un 27,1% encuentran un empleo en la empresa ordinaria, lo que refleja la necesidad de seguir trabajando para sensibilizar estos entornos, de cara a que las personas con discapacidad tengan oportunidades reales de empleo
Otro indicador que demuestra el largo camino por recorrer es la tasa de actividad: la de las personas con discapacidad se situaba en 2022 en el 35,3%, frente al 77,7% de las personas sin discapacidad. Es decir, un 64,7% de las personas con discapacidad no tienen empleo ni lo busca.
La formación sigue siendo otro de los gaps más llamativos. Si bien en los últimos años la ratio de estudiantes con discapacidad que alcanzan la educación secundaria ha ido aumentando, su presencia en estudios de formación superior sigue siendo deficitaria (un 30,6% frente al 46,7% de las personas sin discapacidad). En cuanto a aquellos que solo alcanzan la educación primaria, el porcentaje de personas con discapacidad sigue duplicando al de estudiantes sin discapacidad. Teniendo en cuenta que, a mayor nivel de estudios, mayor tasa de actividad y ocupación, estimular el acceso a la formación de las personas con discapacidad ha de ser una prioridad para que puedan acceder a los sectores con mayor demanda laboral.
Para avanzar en este sentido, los frentes son amplios:
- Reducir la brecha formativa entre las personas con y sin discapacidad
- Promover el empleo en las empresas ordinarias
- Apostar por políticas activas de empleo que cualifiquen a las personas con discapacidad para conectarlas con los nichos de empleo emergentes
Vivienda y empleo, grandes deseos de las personas con discapacidad para 2025
Por encima de las relaciones sociales, de la accesibilidad e, incluso, de la familia, las personas con discapacidad sitúan la vivienda y el empleo como sus principales deseos para el año que está a punto de comenzar. Ambos propósitos conectan con la necesidad que tienen de llevar una vida digna, normalizada y lo más independiente posible.
En una escala del 1 (“nada importante”) al 5 (“muy importante”), un 93,9% escoge las valoraciones 4 y 5 cuando se trata de apostar por la vivienda, y prácticamente el mismo porcentaje (93,5%) se decanta por el empleo, con el mismo objetivo de lograr una vida lo más normalizada posible. En la lista de deseos les siguen: familia, normalización de la discapacidad, relaciones sociales y afectivas, accesibilidad universal e igualdad de género.
«Que la vivienda y el empleo se sitúen a la cabeza de los deseos que las personas con discapacidad piden a 2025, vuelve a poner de manifiesto su propósito de llevar una vida lo más normalizada e independiente posible. La vivienda es esencial para las personas con discapacidad porque representa mucho más que un lugar físico: es un espacio de autonomía, seguridad y desarrollo personal. El empleo, por su parte, tiene un impacto transversal a la hora de dar respuesta a todos los demás deseos, proporcionando autonomía económica, mayor autoestima y reconocimiento, así como redes de contactos y apoyo que ayudan a normalizar la discapacidad en las empresas y a que se generen entornos más accesibles e inclusivos», asegura Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.