José Marcos Morales Collmer es licenciado en Trabajo Social por la Universidad Nacional de Misiones en Argentina. Actualmente, junto a su esposa dirige un centro de día para personas mayores en Sevilla. Además, en 2016 ingresa en la comunidad vinculada a la espiritualidad de San Ignacio de Loyola, CVX de Sevilla, donde trabaja en la comisión de personas mayores de la Misión Familia de la Comunidad.
¿Nos puedes desarrollar de qué se trata “El reloj de la vida”?
El “Reloj de la Vida” son talleres de espiritualidad para personas mayores. Estos talleres tienen como misión aliviar el sufrimiento y generar espacios de vida en las personas que comienzan a vivir “el atardecer de la vida”.
Los talleres abordan cinco importantes desencadenantes de sufrimiento en estas personas. Estos desencadenantes de sufrimiento intentan estructurar cada uno de los seis módulos que brindarán “momentos y espacios de reflexión”, desde un abordaje Ignaciano de los mismos. Dichos desencadenantes van ligados a:
- Las pérdidas de capacidades: la falta de aceptación de las capacidades que se van perdiendo, de las causas que pueden originar dichas pérdidas y la incapacidad de resiliencia en algunas personas, originan mucho sufrimiento tanto en la persona mayor que ve como no puede hacer ni ser aquello que era, como para sus familiares que ven con mayor claridad, que estos ya no podrán tener toda la independencia de la que habían disfrutado hasta el momento y que se tendrán que efectuar cambios en los hábitos de vida que garanticen la subsistencia y calidad de vida de la persona mayor.
- La Soledad: las pérdidas de seres queridos, de amistades y la ausencia de deseo a entablar nuevas relaciones van haciendo que el círculo social se reduzca considerablemente y la necesidad afectiva y emocional comience a presentar déficits importantes, generando una mayor demanda de atención hacia aquellos familiares y personas que quedan vivas, viendo que también deberán cambiar estilos de vidas para poder satisfacer la demanda afectiva que se produce. La imposibilidad o negación de cambio tanto del mayor como de su círculo cercano de referencia, va a dar lugar a un sufrimiento por ambas partes.
- Los problemas no resueltos: a veces las situaciones vividas por enfrentamientos entre seres queridos o por situaciones de conflictos o abusos padecidos, no se llegan a elaborar y nos impiden avanzar y continuar con nuestra vida; la ausencia de perdón o reconciliación no nos permite vivir en paz en esta etapa final de nuestro camino.
- La idea preconcebida de vejez: cuando la idea de vejez soñada para la etapa que le toca vivir no se ajusta con la que les toca vivir y no existe posibilidad o voluntad de cambio y desprendimiento de la idea preconcebida, se genera un sufrimiento innecesario tanto en la persona mayor como en sus familiares cercanos, que intentan garantizar una autonomía y calidad de vida que cada vez se ve más afectada.
- La razón de vivir: cuando nuestras metas u objetivos de vida no los hemos alcanzado y nuestras fuerzas han menguado y nos damos por vencido, o cuando los objetivos de vida ya se han cumplido y no existen deseos nuevos; cuando la vida que hemos llevado no nos ha llenado ni nos hizo sentirnos plenos, llegamos a esta etapa de la vida y somos capaces de reconocernos vacíos, sin una razón de vivir, sin un sentido de vida haciéndonos surgir la pregunta de ¿Para qué vivir? ¿Para qué estar vivos cuando ya no soy el que era? ¿Para qué vivir cuando no hay razón para mi existencia?
Los talleres intentan realizar el abordaje de cada una de estas causas de sufrimiento desde una metodología ignaciana, sin decir a los participantes qué es lo que tienen que hacer para aliviar ese sufrimiento, sino potenciando el encuentro de éstos con el Señor, reflexionando y contemplando su vida en compañía de Dios, haciendo una buena y sana elección de lo que debe desprenderse libremente para aliviar ese sufrimiento.
Ignacio valora mucho la razón, pero sabe que los razonamientos que no nos llegan a tocar más profundamente los afectos, no llegan a mover ni movilizar nuestra vida. Cuando se llega a esta etapa de la vida, muchas veces las personas no desean realizar grandes cambios en su vida, están sumergidos en un inmovilismo, que acrecienta aún más ese sufrimiento que están padeciendo. Lo que pretendemos con estos encuentros experienciales, es que se mueva toda la persona, todo el núcleo, el centro de la persona, sus afectos, sus sentimientos. Se va a buscar a través de diferentes dinámicas, que las personas lleguen a lo más interno de su vida, allí donde emanan las decisiones, los impulsos y la energía de la vida.
¿Cómo surge la idea de estos talleres vivenciales?
Es necesario aclarar que la familia como campo de misión es prioritario para CVX mundial, nacional y local y fue una Asamblea local (CVX Sevilla 2015/2016), cuando se planteó la necesidad de acompañamiento en diversos ámbitos de la vida familiar, abarcando todas las realidades de familia en cualquier etapa de su ciclo vital.
Se veía que en nuestra comunidad local CVX daba diversas respuestas: con el Reloj de la Familia como herramienta para revisar y actualizar el proyecto de vida en familia, con el acompañamiento a personas que han vivido la ruptura con la creación del proyecto las 4 estaciones, con el acompañamiento a familiares de personas LGTB con el grupo ICHTHYS CVX FAMILIA… y comenzaron a surgir en la asamblea voces que plantean otras realidades que requieren atención: acompañamiento a familias con adolescentes y con mayores.
¿Dónde nos lleva el Señor? ¿Cuál es la llamada?
Se inició una reflexión con algunas personas más implicadas afectiva o profesionalmente y fuimos analizando la realidad.
Los datos sociológicos muestran que los mayores aparecen como sector vulnerable y necesitado de atención y cuidado…
Se plantearon varias posibilidades de actuación:
- El acompañamiento para ir preparándonos para la vejez: mayores que viven en pleno uso de sus capacidades y disfrutan de la jubilación en su caso haciendo todo aquello que durante la vida laboral se fue relegando a un momento más propicio que casi de pronto y sin darnos cuenta se hace realidad.
- El acompañamiento a familiares que cuidan a mayores con cierto grado de dependencia. Es una realidad que a veces se cruza con la crianza de los hijos y con la vida laboral, provocando situaciones que no siempre se saben llevar descansadamente desde la gratitud.
- El acompañamiento a mayores que van experimentando una disminución de capacidades que les provocan sufrimiento y eso genera dinámicas que requieren acompañamiento.
Se vio que para el primer grupo existían muchas alternativas actualmente en nuestra sociedad, tanto a nivel terapéutico, como de envejecimiento activo en incluso de espiritualidad con los grupos de Vida Ascendente o en formato de Ejercicios Espirituales Ignacianos para Mayores como los desarrollados en Manresa.
Con respecto al segundo grupo de actuación, el dirigido a familiares, era importante tenerlo presente, pues de este grupo era el que venía la demanda en la asamblea, sin embargo no se lo consideró prioritario puesto que era el grupo de personas mayores que comenzaban a perder sus capacidades donde se generaban los conflictos al no contar con un apoyo y acompañamiento espiritual que le permita abordar y enfrentar los diferentes situaciones que viven como personas en esta etapa de la vida en la que se encuentran, la etapa del atardecer de la vida.
Finalmente se priorizó este último nivel de actuación considerando que toda acción que sea eficaz en la persona mayor redundaría también en los familiares y allegados.
¿Qué has aprendido de las personas mayores que participan de los talleres?
Me han permitido contemplar historias llenas de ternura, de amor y de fe y muchas veces también una cura de humildad porque muchas veces nos preguntábamos si nosotros tendríamos tanta fe porque podíamos ver seres frágiles pero habitados por el Espíritu. La experiencia que se viven en los talleres es de “quitarse las sandalias” por estar pisando suelo sagrado.
Para aquellos alejados de la Iglesia, ¿qué le podrías decir de la pastoral de la salud?
Esta herramienta intenta aliviar el sufrimiento y generar espacios de vida en las personas que viven el atardecer de la vida, creo que es un objetivo lo suficientemente importante como para andar este camino juntos pensando en lo que nos unen sabiendo respetar esa pluralidad y diversidad que nos hace ricos.
Desde tu punto de vista, ¿es más tolerable la dependencia y la enfermedad para aquellas personas mayores con inquietudes espirituales y que viven en una comunidad creyente?
Es más plena una vejez dependiente en aquellas personas que son capaces de desprenderse de aquellos apegos que no le permiten vivir en plenitud lo que ahora son y pueden llegar a ser en este tiempo vital que aún tienen por delante. Tanto en las personas creyentes como en aquellas que no los son, si se sigue aferrado a lo que fueron, a las tareas y actividades que hacían y no se centran en su misión, en su sentido en la vida tendrán mayor probabilidad para sufrir en esta etapa de la vida. La capacidad de resiliencia de las personas pasa por aceptar lo que somos ahora (sin olvidar lo que fuimos) para enfrentar y vivir lo que tenemos por delante. Esta herramienta no está elaborada pensando solo en las personas creyentes, está elaborada para aliviar el sufrimiento y generar espacios de vida sean creyentes o no. Tanto las personas no creyentes como las que los son, sufrimos por las mismas cosas si no nos centramos en lo que es verdaderamente importante en la vida.
¿Consideras que las personas mayores han estado olvidadas por la compañía de la Iglesia?
No soy yo la persona más indicada para hablar de estas cosas, creo que hay muchas personas que han hecho y siguen haciendo un trabajo muchas veces invisible para nuestra sociedad, que es el de acompañar a personas que se encuentran en esta etapa de la vida, justamente desde la pastoral de la Salud. Pero que nuestra sociedad no lo perciba, reconozca o valore estas formar de estar presente no significa que no exista ni que estén olvidadas. El Papa Francisco, desde el inicio de su Pontificado, en numerosas ocasiones ha subrayado el papel que las personas mayores tienen en la transmisión de la fe, en el diálogo con los jóvenes y para custodiar las raíces de los pueblos. Sin embargo, no ha dejado de tener un sentido crítico hacia nuestra forma de hacer las cosas afirmando que “también la espiritualidad cristiana ha sido tomada un poco por sorpresa” y desea una renovada reflexión eclesial sobre la que ha definido la bendición de una larga vida. Y es precisamente esto es lo que motivó el Congreso internacional de la pastoral de las personas mayores: “La riqueza de los años” celebrado a finales de enero de 2020. A los adultos mayores el Santo Padre les ha pedido ser protagonistas y de “no tirar los remos en la barca” porque “a la vejez debemos reinventarla”.
En este sentido, la herramienta del Reloj de la Vida permite a partir del reconocer y aceptar la nueva situación que tienen las personas al llegar a esta etapa de la vida, reinventarse viviendo con mayor plenitud la etapa vital que aún tienen por delante.
¿Qué es CVX? ¿A qué grupo perteneces?
La CVX es una comunidad mundial de laicos, apostólica y de espiritualidad ignaciana. Intentamos dar respuesta a la realidad concreta que nos rodea en diferentes ámbitos (jóvenes, migraciones, familia…), desde la iglesia y en el mundo.
Formamos un equipo de trabajo que integra la espiritualidad ignaciana y la experiencia en el ámbito de la Familia.
Ponemos en marcha este taller, porque somos sensibles y nos “ocupa y preocupa” la realidad de las personas mayores.
¿Cómo pueden solicitar mayor información sobre los talles de El Reloj de la Vida?
Pueden solicitar información escribiendo a Misión Familia familia@cvx-e.es , desde allí se centralizan y se dan respuesta a los diversos recursos que tienen CVX-e en materia de familia.