El Palacio Real de Madrid es uno de los inmuebles más espectaculares de España. Su majestuosidad, tamaño e historia invitan a conocerlo de primera mano para sentirte, por unos momentos, como un auténtico Rey. Sin embargo, también esconde uno de los secretos mejores guardados de toda la ciudad y que no mucha gente conoce: los pasadizos de los espejos colgantes de la sala de reuniones privadas. Son múltiples las teorías sobre estas rutas de escape, aunque algunas de ellas se han podido documentar en mapas históricos y recientes hallazgos que han avivado el interés por estas enigmáticas galerías subterráneas.
Por tanto, el misterio que envuelve estos pasadizos no solo reside en su función histórica, sino también en las leyendas que han surgido a su alrededor. Entre ellas, se afirma que Felipe IV utilizaba uno de estos túneles para acudir a encuentros secretos con una novicia enclaustrada, mientras que otro conectaba el palacio con el Teatro Español, facilitando el acceso discreto de la realeza a los espectáculos. No obstante, también se conoce que algunas de estas vías eran empleadas como rutas de escape para personalidades como José Bonaparte, además de conectar el Palacio Real de Madrid con conventos, teatros y otros puntos estratégicos de la ciudad.
Los pasadizos secretos del Palacio Real de Madrid
De acuerdo con la historia, se define que estos pasadizos del Palacio Real de Madrid tienen su origen en el antiguo Alcázar de los Austrias, destruido en un incendio en 1734. La monarquía borbónica decidió mantener parte de la red de túneles que existía en la construcción anterior, aprovechándolos como rutas de escape y accesos discretos. Uno de los más conocidos es el que conectaba el Palacio Real con el Monasterio de la Encarnación, permitiendo a la familia real asistir a actos religiosos sin exponerse al exterior.
No obstante, algunos documentos del siglo XVII, como el plano de Pedro de Texeira, han confirmado la existencia de esta conexión subterránea, iluminada en su época con hachones impregnados de brea y decorada con obras de arte de la corte. De hecho, los jardines del Campo del Moro aún conservan restos de accesos a pasadizos, que habrían comunicado el palacio con la estación de Príncipe Pío y la Casa de Campo, una ruta que José Bonaparte habría utilizado para desplazarse sin ser visto.
Este laberinto subterráneo, repleto de historia y secretos, es una muestra del pasado intrigante de la capital española. Aunque muchos de estos pasadizos han quedado ocultos bajo la modernidad de la ciudad, su existencia sigue despertando la imaginación de quienes se preguntan qué otros misterios podrían seguir escondidos bajo los cimientos del Palacio Real de Madrid.
Habitaciones del Palacio Real
El Palacio Real de Madrid es considerado, por méritos propios, una de las joyas arquitectónicas más importantes de España. En su totalidad, cuenta con 3.418 habitaciones, lo que lo convierte en el palacio más grande de Europa occidental en términos de superficie, con una extensión de 135.000 metros cuadrados, superando en tamaño otros icónicos como el Palacio de Buckingham en Londres o el Palacio de Versalles en Francia.
A pesar de que actualmente no es la residencia habitual de la familia real española, ya que habitan en el Palacio de La Zarzuela, ubicado a las afueras de la capital y en un espacio natural denominado como Monte El Pardo, sigue siendo su residencia oficial y es utilizado para ceremonias de Estado y actos protocolarios.
Entre sus habitaciones más destacadas se encuentran el Salón del Trono, decorado con frescos de Giovanni Battista Tiepolo; la Sala de Porcelana, recubierta completamente de este material; y la Real Armería, que alberga una de las colecciones de armas más importantes del mundo. Además, el palacio cuenta con una impresionante biblioteca, cocinas históricas y espacios de lujo como la Capilla Real.