La situación de España en términos de trabajo es complicada en la actualidad y bastante preocupante de cara al futuro. Esta alerta llega a sus máximos con informes como el que publica Caixabank, en el que se compara al resto de países de Europa en términos de productividad con la actividad que se reporta desde territorio nacional. Los datos no engañan y la curva podría torcerse aún más si no se pone un remedio inmediato al caso.
Hablar de productividad es, en muchos casos, hacerlo con una definición intangible, pero también en términos de deseo, ya que puede resultar una fuente de triunfo, económicamente hablando, a medio y largo plazo. Pero la productividad realmente no es más que un resultado, con unos fundamentos de los que no todos hablan y que resulta importante indagar en ellos.
Podemos definir la productividad como el nivel de output que se genera con un determinado nivel de inputs. Es, ni más ni menos, que una gestión eficaz y optima de esos inputs o recursos, que se traslada a una eficiencia que deriva directamente en altos niveles de productividad. La creación de riqueza también está ahí y llega como parte final de este necesario proceso hacia la excelencia laboral que, según Caixabank, no estamos logrando en España.
Para medir la productividad, lo más relevante es el análisis de la relación de la cantidad factor trabajo utilizado para generar una unidad de PIB, o al menos el método más empleado. También se puede dividir el PIB en una economía entre las horas trabajadas, algo que expresa el valor creado por unidad de trabajo utilizado.
Caixabank mide la productividad en España y en Europa
La economía española y su crecimiento han venido determinados por la elevada contribución del factor trabajo, debido a la abundancia de mano de obra, pero la productividad es mucho más moderada y, sin duda, el punto a mejorar. El crecimiento medio de la economía española entre los años 2014 y 2019 fue del 2’4% en términos reales, con un escaso 0’3% del PTF en el desglose de crecimiento. El crecimiento promedio entre 2014 y 2022 de la productividad aparente del trabajo en España es del 0’3%, sensiblemente inferior a la del 0’9% que tenemos en todo el conjunto de la Unión Europea. Por su parte, el PIB nominal por hora trabajada en España era un 76% del valor registrado en la eurozona y el 63% sobre Alemania. La brecha apenas se ha reducido en las dos últimas décadas.
Claves para la baja productividad en España
Una de las claves que podemos encontrar para explicar la productividad es la calidad del capital humano de una economía y según constata un estudio del Banco de España, reflejado en el informe de Caixabank, hay un déficit de preparación y nivel de formación de los trabajadores y empresarios españoles, en comparación con el promedio de la eurozona.
Otro aspecto clave es el tamaño de las empresas y es que en España el nivel de productividad de las grandes empresas sería más del doble que el de las microempresas. Sin embargo, el peso de las empresas medianas o grandes en la economía es menor que en otros países de Europa, con un 35% de la ocupación en España con compañías de más de 50 empleados, tal y como analiza Caixabank, en una proporción que, en comparativa, se marcha hasta el 66% en Alemania.