Aunque en los útlimas semanas, las personas mayores han sido protagonistas de iniciativas solidarias de todo tipo en apoyo a su situación de especial vulnerabilidad a raiz de la pandemia, no deberíamos olvidar aquello que la Organización Mundial de la Salud (OMS) tantas veces ha considerado como una gran lacra de nuestra sociedad, el maltrato hacia la vejez y estas personas que han llegado a esa etapa.
Estas poblaciones más vulnerables, como las personas mayores o con alguna discapacidad son víctimas de múltiples discriminaciones y malos tratos que deberíamos denunciar y dar visilibildad, y quizá sabiendo que algún día lo sufrirás tú puede que consigamos que te impliques en esta cultura del respeto a las generaciones que nos preceden y que son tus padres o tus abuelos.
Aunque las estimaciones, porque datos oficiales no tenemos, sobre la prevalencia del abuso de los ancianos varían, se cree que es al menos son tan comunes como los que sufre la infancia.
Las víctimas suelen ser mayores de 75 años y tienen discapacidades físicas o mentales
Los estudios han evidenciado lo siguiente: las víctimas suelen ser mayores de 75 años y tienen discapacidades físicas o mentales, en su mayoría son mujeres, mientras que los perpetradores son hombres. En general, los que cometen abusos contra los ancianos son los familiares y sus cónyuges y con menor incidiencia se producen en el ambito institucional, donde estas personas mayores son cuidados.
El abuso de las personas mayores incluye el daño físico, emocional o sexual, su explotación financiera, atentados contra su patrimonio o el descuido de su bienestar por parte de desconocidos o las personas que son directamente responsables de su cuidado.
Un problema global en el que el edadismo y el viejismo son factores de riesgo evidentes.
En cuanto a la prevención, que es esencial para combatir estas lamentables situaciones, algunas intervenciones que han dado buenos resultados:
- campañas de sensibilización
- programas escolares intergeneracionales
- formación y talleres de apoyo a los cuidadores (incluido el control del estrés) con un enfoque de corresponsabilidad
- políticas de atención residencial para definir y mejorar los estándares de atención y supervisión
- formación de los cuidadores sobre la demencia.
Los esfuerzos para responder y prevenir nuevos abusos incluyen intervenciones como:
- la notificación obligatoria del abuso a las autoridades judiciales y aquellas encargadas de la seguridad
- grupos de autoayuda
- casas seguras y refugios de emergencia
- programas psicológicos para los abusadores
Por último, si usted o alguien que usted conoce está en peligro inmediato y de vida, recurra a la Policía Nacional – o cuerpos autonómicos – o la Guardia Civil para darle a conocer el caso. La Fiscalía o el Defensor del Pueblo tienen competencias para investigarlo, denunciarlo y castigarlo.
Por otra parte, conozca la iniciativa de la Confederación Estatal de Mayores Activos (CONFEMAC) que ha puesto a disposición de la ciudadanía el teléfono gratuito 900 65 65 66 contra el abuso y el maltrato a las personas mayores, una iniciativa en estrecha colaboración con otras entidades como CEOMA, para luchar «contra esta lacra social”.
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Francisco Olavarría Ramos licenciado en Comunicación y Relaciones Públicas.
Emprendedor social con estudios de gerontología. Autor del manual didáctico ‘El micro-edadismo lo vamos a jubilar’, editado por QMAYOR MAGAZINE. Además imparte talleres y conferencias sobre edadismo y derechos de las personas mayores para los profesionales de la salud, la intervención social o el marketing y la publicidad.
Activista en favor de los derechos de personas mayores y personas con discapacidad.
Ofrece apoyo y consultoría a empresas e instituciones públicas en lo que han denominado ‘la Silver Economy’.
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