Miembros de las Fuerzas Armadas han encontrado en las residencias de mayores al menos dos casos de ancianos fallecidos en sus camas.
«El Ejército ha podido ver ancianos, mayores, absolutamente abandonados, cuando no muertos, en sus camas», había apuntado Robles.
Fuentes militares han apuntado a Europa Press que ha habido al menos dos fallecidos. En ambos casos, los miembros de la UME se han encontrado con el cadáver al entrar en residencias para realizar labores de desinfección.
La ministra ha asegurado que la situación general de las residencias de mayores es buena. Pero, ante esto, ha avisado de que serán «absolutamente implacables y contundentes» con estas acciones. «Es un mensaje muy contundente para tener en cuenta», ha avisado.
La desinfección de residencias de ancianos es una de las labores que las Fuerzas Armadas están desarrollando durante los últimos días como parte de la Operación Balmis de lucha contra el coronavirus.
El Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), el general Miguel Villarroya, ha apuntado que este lunes su labor se extendía a un total de 73 residencias de ancianos en todo el territorio. En este caso, 14 de ellas en la Comunidad de Madrid.
Tareas de desinfección
Los militares han encontrado los cadáveres durante las tareas de desinfección que están realizando en las últimas horas las residencias de ancianos. Estas están siendo golpeadas con especial virulencia por el coronavirus. En la Comunidad de Madrid se han detectado contagios en uno de cada cinco centros.
Defensa anunció el domingo que la UME intervendría en todas las residencias que sea necesario. Este lunes están ayudando en 73 centros de mayores, la mitad en la Comunidad de Madrid.
Según ha informado en rueda de prensa el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), Miguel Villarroya, 2.550 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y de los tres ejércitos están trabajando para luchar contra la pandemia.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el domingo la puesta a disposición de las comunidades autónomas los medios materiales y humanos y las instalaciones de las residencias privadas de mayores. Todo ello para «paliar la saturación» de los centros de titularidad pública.