El corto animado está basado en la historia de Ian, un niño que quiere llegar al mundo con un mensaje de amor. Con la ayuda de Sheila, su mamá y presidenta de Fundación IAN, lograron transformar el dolor en acción para derribar las barreras del aislamiento que muchas veces sufren las personas con discapacidad y transmitir que en el camino hacia la inclusión no hay tiempo que perder.
Durante la reproducción del corto podremos ver la realidad que viven y sufren muchos niños con discapacidad. Desde la propia falta de accesibilidad en los parques de ocio, como la educación de la sociedad por desconocer el trato o la capacitación de los niños con discapacidad.
Aunque en esta ocasión tiene un «bonito final», la realidad es otra. Desde la propia Fundación se forman a profesionales para que la sociedad sea más consciente de esta realidad. Por una educación inclusiva y que sea igualitaria en oportunidades para todos.