La pandemia del Covid-19 ha puesto de moda un término económico hasta entonces desconocido por la gran mayoría de la población. La aplicación de los ERTE se trata de una medida que ha ayudado a salvaguardar la economía de empresas y trabajadores.
Muchas empresas han optado por realizar ERE y otra tantas por aplicar ERTE con la ayuda del Gobierno. Cada una de estas medidas económicas relacionadas con el empleo tienen unas características definidas y profundas diferencias entre ambas.
La principal diferencia entre un ERE y un ERTE es la duración de los mismos. Los ERE tienen un carácter definitivo, mientras que los ERTE son casos puntuales o excepcionales que se aplican por una situación de absoluta excepcionalidad; como es el caso de la pandemia del Covid-19.
¿Qué es un ERE y un ERTE?
Para conocer las diferencias existentes entre ambos procesos es necesario conocer la definición de cada uno de ellos. Las siglas ERE hacen referencia a Expediente de Regulación de Empleo, con carácter definitivo. Por su parte, las siglas ERTE significan Expediente de Regulación Temporal de Empleo, por lo que se aplica en un periodo de tiempo limitado.

Ambas se encuentran reguladas en el Estatuto de trabajadores y también están recogidas oficialmente en el Real Decreto Ley 3/2012, con el objetivo de dar solución económica y organizativa a las empresas y trabajadores de las mismas.
Un ERE implica un despido efectivo por parte de la empresa, legal y firme a todos los efectos. Sin embargo, el ERTE, como sus propias siglas indican, se trata de una suspensión temporal del empleo por una situación excepcional.
¿Cómo afecta a los trabajadores?
Los trabajadores son los principales afectados ante la implantación de un ERE o ERTE. En un ERTE, el empleado sigue en activo, pero se ha producido una paralización temporal del trabajo. Sin embargo, cuando un trabajador sufre un ERE ya figura como una persona en paro.

En el momento que una empresa decide realizar un ERE por causas de fuerza mayor, los trabajadores damnificados deben recibir una indemnización. La cuantía de ésta ha de ser negociada entre trabajadores y la empresa en cuestión. Además, las personas afectadas por un ERE pasan directamente a tener derecho a la correspondiente prestación por desempleo.
En definitiva, una persona acogida a un ERTE nunca puede quedar en desempleo. Pero si que pueden producirse disminución de jornadas de trabajo o periodos temporales de baja. Esta situación ha sido la más común durante los meses duros de pandemia en España, donde se ha implantado con fuerza el teletrabajo.
Indemnización
En el caso de los ERTE no existe indemnización propiamente dicha. Sin embargo, un trabajador puede recibir un pago porcentual, por horas, de la prestación por desempleo. Ambos procesos económicos de regulación de empleo están a la orden del día, dada la delicada situación económica que atraviesa el país.
Como hemos comentado con anterioridad, la duración del ERE es definitiva. Es decir, se produce un despido colectivo que entraña una indemnización negociada con la empresa. No obstante, la duración del ERTE tiene un tiempo limitado. Normalmente, son los empleados y empresarios quienes fijan el periodo de aplicación del ERTE.