Cada 4 de febrero se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer, una jornada que sirve para concienciar sobre el cáncer y fomentar su prevención, detección y tratamiento. Este día se conmemora desde el 2000, cuando fue creado por la Unión para el Control Internacional del Cáncer (UICC), la organización internacional más grande y antigua dedicada a la lucha contra el cáncer.
En este artículo vamos a hablar de la importancia que tiene la alimentación a la hora de prevenir el cáncer. Y es que estudios recientes han evidenciado una relación significativa entre la obesidad, una alimentación inadecuada y el aumento del riesgo de desarrollar diversos tipos de cáncer. Este contexto subraya la necesidad de enfoques integrales que aborden tanto la prevención como el tratamiento de la obesidad para mejorar la salud general de la población.
La alimentación, clave para prevenir el cáncer
La Sociedad Americana Contra El Cáncer estima que el 18% de los casos de cáncer y el 16% de las muertes por cáncer se pueden asociar a una combinación de factores como:
- Alimentación inadecuada
- Exceso en el consumo de alcohol
- Falta de actividad física
- Sobrepeso
Además, investigaciones recientes han demostrado que una dieta rica en alimentos ultraprocesados y carnes procesadas está vinculada a un mayor riesgo de cáncer colorrectal en personas menores de 50 años. A estos factores se suman el sedentarismo y la obesidad como elementos que contribuyen al incremento de este tipo de cáncer en la población joven.
«La prevención del cáncer colorrectal y otros tipos de cáncer relacionados con la dieta comienza con pequeños cambios en nuestros hábitos alimenticios, la clave para prevenirlo está en tu plato», explica la Dra. Mara Cerqueiro, especialista en el área de Digestivo y Nutrición de Yazen, clínica digital especializada en el tratamiento integral de la obesidad.
«Reducir el consumo de alimentos ultraprocesados y carnes procesadas, priorizar una dieta rica en frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras, y aumentar la ingesta de fibra son pasos clave para mejorar nuestra salud digestiva. Además, es importante combinar estos hábitos con una rutina de actividad física regular y mantener un peso saludable, ya que todos estos factores están estrechamente vinculados con la reducción del riesgo de cáncer colorrectal», concluye la Dra. Cerqueiro.
Según SEEDO (Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad), la obesidad afecta al 20% de la población adulta en España, siendo más prevalente en hombres (21,6%) que en mujeres (18,2%), y está asociada a múltiples complicaciones de salud, incluidos varios tipos de cáncer, como el correctal o el de mama, entre otros.
La prevención, la clave para cuidar la salud
La Dra. Cerqueiro enfatiza la importancia de la prevención: “Adoptar hábitos de vida saludables no solo ayuda a controlar el peso, sino que también es una estrategia clave para reducir el riesgo de desarrollar cáncer y otras enfermedades crónicas. Perder peso no es solo una cuestión estética; es una inversión en la salud y el bienestar a largo plazo”.
“Otros consejos que pueden beneficiar al organismo es optar por métodos de cocción más saludables como el horneado o la parrilla en lugar de freír, y evitar los azúcares añadidos en bebidas y alimentos ultraprocesados. Estas son medidas prácticas que podemos incorporar fácilmente en nuestra vida diaria. Además, incluir más fibra en la dieta, proveniente de frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, no solo favorece la salud digestiva, sino que también está demostrado que ayuda a reducir el riesgo de cáncer colorrectal”, añade la Dra. Cerqueiro.
Desde Yazen, subrayan que abordar la obesidad requiere priorizar la sostenibilidad de los hábitos saludables. “Es fundamental que los pacientes no solo pierdan peso, sino que adquieran herramientas para mantener los resultados en el tiempo. Para ello, es imprescindible el apoyo de un equipo multidisciplinar que combine conocimientos médicos, nutricionales, psicológicos y de coaching de salud”, añade la Dra. Cerqueiro.
En Yazen, el enfoque se centra en transformar la relación de los pacientes con la alimentación y el ejercicio, ayudándoles a identificar los factores emocionales y conductuales que influyen en su salud. Los programas personalizados incluyen planes de nutrición equilibrados, estrategias de actividad física adaptadas a cada persona y un seguimiento continuo para garantizar el éxito a largo plazo.
La clínica también busca concienciar sobre la percepción de la obesidad como una enfermedad crónica que requiere un tratamiento inclusivo y efectivo. “El camino hacia una vida más saludable no se limita a la pérdida de peso, sino que implica adoptar un enfoque integral que transforme la calidad de vida de los pacientes”, concluyen la Dra. Cerqueiro.