Día Internacional de la Mujer

mujer con discapacidad trabajando

mujer con discapacidad trabajando

Cada 8 de marzo se conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo como persona. Es fiesta nacional en algunos países.

El Día Internacional de la Mujer fue promulgado por la ONU en 1975, pero se celebra desde mucho antes. A principios del siglo XX, las mujeres reclamaban derechos básicos como poder votar en las elecciones, derecho a ocupar posiciones de responsabilidad en política y en la sociedad en general, derecho al trabajo, poder estudiar.

Ya en la actualidad, el Día Internacional de la Mujer se usa para reivindicar estos derechos básicos en los países menos desarrollados, y otros derechos más avanzados en los países desarrollados. Todo ello para llegar a una igualdad efectiva con el hombre.

Un momento clave en la lucha de la mujer por la igualdad se produjo el 25 de marzo de 1911. Este día tuvo lugar un trágico incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York. En la tragedia murieron 123 mujeres y 23 hombres por no poder salir del edificio. Este hecho tuvo mucha repercusión en la legislación laboral americana y en celebraciones posteriores del Día Internacional de la Mujer.

La discriminación, un grave problema en mujeres con discapacidad

Hoy en día, la discriminación de la mujer por motivos de sexo se ha reducido notablemente. Sin embargo, la situación cambia cuando nos referimos a un colectivo muy concreto, el de las mujeres con discapacidad. El hecho de ser mujer y, además, tener discapacidad, acarrea una doble discriminación: dentro del colectivo de las mujeres, les es mucho más complicado desarrollarse, acceder al mercado laboral y obtener una buena formación a quienes sufren discapacidad.

La familia sigue siendo uno de los principales factores que contribuyen a perpetuar la función de la mujer discapacitada como una ‘’eterna niña’’. El problema reside a menudo en que los padres consideran a sus hijas discapacitadas especialmente débiles y vulnerables y limitan en gran medida sus actividades.

Los padres tienen que creer en sus hijas, para que la discapacidad no les impida ejercer su propia vida. Formar una propia familia, tener una casa, formarse u ocupar un puesto de trabajo son derechos básicos a los que la mujer discapacitada muchas veces no tiene acceso por la sobreprotección en el ámbito familiar o de la escuela, lo que puede limitar su desarrollo como personas.

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