La poliomielitis es una enfermedad muy contagiosa que afecta principalmente a los niños. El virus se transmite de persona a persona principalmente por vía fecal-oral o, con menos frecuencia, a través de un vehículo común, como el agua o los alimentos contaminados, y se multiplica en el intestino desde donde invade el sistema nervioso y puede causar parálisis.
El 24 de octubre, se conmemora el Día Mundial de la lucha contra la Polio con el principal objetivo de concienciar a la ciudadanía sobre las implicaciones de esta enfermedad poco común. Los casos de poliovirus salvaje han disminuido en más de un 99% desde 1988, cuando se calculaba que había 350 000 casos en más de 125 países endémicos, en comparación con los 33 notificados en 2018.
La polio afecta sobre todo a los menores de cinco años. Además, una de cada cada 200 infecciones produce una parálisis irreversible (generalmente de las piernas), y un 5% a 10% de estos casos fallecen por parálisis de los músculos respiratorios.
Síntomas de la Polio
Dicha enfermedad es muy contagiosa, causada principalmente por un virus que invade el sistema nervioso y que puede causar parálisis en cuestión de horas.
Sin embargo, algunas personas que presentan síntomas de la polio contraen un tipo de poliomielitis que no provoca parálisis (poliomielitis abortiva). Esto generalmente provoca los signos y síntomas leves, parecidos a los de la influenza, típicos de otras enfermedades virales.
Sus principales síntomas son:
- Fiebre
- Cansancio
- Cefalea
- Vómitos
- Rigidez del cuello
- Dolores en los miembros
- Debilidad o sensibilidad muscular
Causas de la Polio
El virus de la poliomielitis se por contacto directo con una persona infectada o a través de agua y alimentos contaminados. Los portadores del virus de la poliomielitis pueden propagarlo durante semanas en las heces, mientras que las personas que tienen el virus pero que no tienen síntomas pueden transmitirles el virus a otros.
Prevención de la Polio
La poliomielitis no tiene cura, por lo tanto, la única manera de poder frenar la enfermedad es mediante al vacunación. La vacuna antipoliomielítica inactivada es segura para las personas cuyo sistema inmunitario está debilitado, aunque no está claro el grado de protección de la vacuna en casos de inmunodeficiencia grave. Los efectos secundarios frecuentes son dolor y enrojecimiento en el lugar de la inyección.
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