Conducir bajo los efectos del alcohol es de los actos más peligrosos que podemos cometer en carretera. De hecho, la mayor parte de los accidentes mortales en España son a causa de esta imprudencia. Por ello, la DGT lanza continuamente campañas para concienciar a la población de los peligros de conducir bajo los efectos del alcohol. A pesar de ello, aún son muchos los siniestros que suceden a causa de la falta de responsabilidad, que además se acentúa, cuando se está en estado de embriaguez.
Pero la conducción tiene otros grandes enemigos. Según la DGT, conducir con resaca puede ser tan peligroso como conducir borracho. Los efectos tras una ingesta de alcohol pueden perdurar e incluso aumentarse con el paso de las horas. Por ello, avisa de los efectos que podemos sufrir al volante y a los peligros que nos exponemos.
El objetivo de la DGT con este aviso es que seamos cada vez más responsables a la hora de decidir si estamos capacitados para la conducción o al menos, que sepamos a qué nos enfrentamos en caso de hacer caso omiso.
La DGT avisa: Los efectos de la resaca pueden ser mortales
Cuando bebemos alcohol, la pérdida de control sobre el cuerpo es evidente. Perdemos parte de la capacidad de reacción, sentidos como la vista y el oído se distorsionan y lo peor, en ocasiones no somos consciente de que estamos sufriendo estos efectos. Por ello, organismos encargados en nuestra seguridad en carretera como la Dirección General de Tráfico (DGT), se marcan el objetivo de concienciar y establecer sanciones para los irresponsables.
Si ayer bebiste, te recordamos los efectos de conducir con resaca, semejantes a los de conducir bajo los efectos del #alcohol o de la #fatiga.
Con resaca se duplica la dificultad para conducir y se sobrepasan en 4 veces los límites de #velocidad. #CeroRiesgos pic.twitter.com/h2ynei1Ukv
— Dir. Gral. Tráfico (@DGTes) November 26, 2022
Pero, ¿Qué ocurre tras una ingesta grande de alcohol? ¿Estamos preparados para conducir una vez se nos pasan los efectos de la embriaguez? La DGT lo tiene claro: No. Es más, en ocasiones no solo se mantienen estos efectos sino que se multiplican. Esto, unido a la sensación de malestar, puede convertirse en una combinación mortal.
La DGT advierte que con el paso de las horas, nuestro cuerpo metaboliza el alcohol y el organismo sufre alteraciones que pueden ser:
- Neurológicas: la actividad del cerebro se ralentiza hasta 16 horas después de desaparecer el alcohol de nuestro organismo. Es decir, no estamos en plenas facultades hasta casi pasado un día.
- Hemodinámicas: Aumenta el ritmo cardiaco.
- Hormonales: Sufrimos diuresis. Esto significa que generamos mayor cantidad de orina y por tanto, deshidratación.
Estos son los motivos por los que al día siguiente de haber bebido más alcohol de la cuenta, podemos sufrir síntomas como fatiga y debilidad, dolor de cabeza, diarrea, alteración visual-espacial, temblor o vómitos. Todos ellos pueden ser responsables de una falta de atención en la carretera y por tanto, causa de accidente.
Cierto es que la resaca no es motivo de multa. Los agentes de tráfico pueden sancionar en base a la cantidad de alcohol en sangre que se tenga. Pero, los efectos de la resaca pueden perdurar aunque hayamos eliminado gran parte del alcohol ingerido. No obstante, la DGT apela a la responsabilidad de todos los conductores para no ponerse al volante de un vehículo, si no está en plenas facultades para hacerlo.